Volver a escribir

Hace años que no escribo. No me refiero a la vida, sino a Grageas. Laburo de redactor creativo. O sea… Estoy escribiendo constantemente. Pero cosas que me mandan. No tan así, pero bueno. Escribo guiones, gacetillas de prensa, chivos, avisos de prensa, etc. Pero hace tiempo que no escribo cosas personales. Y hoy, cuando fui a buscar la ropa a Burbujitas, me vinieron ganas. Resulta que me quedé hablando con la doña (hace años que me lava la ropa y no sé su nombre… bueno… que me lava… es un decir… que me le pone perfumito y me la dobla) sobre una estupidez. Y sí. ¿Sobre qué otra cosa me podía quedar conversando? Yo le pregunto “cómo está”. Ella me responde que “bien, esperando ganar el 5 de oro”. “Pah, sí. Yo también”, le contesto. “El problema es que no juego”, añadí. “Sí, sí. Yo tampoco”, adhirió. Y la charla siguió. Estupideces, insisto. Pero yo mientras pensaba que debía recordar cada parte del diálogo para transcribirlo y hacer un nuevo post. Pero tá. Llegué a casa, me preparé un whisky con coca y olvidé completamente la charla. Es más. Ni me acuerdo si era acerca del 5 de oro o de la Quiniela. Ella dijo algo acerca de la fecha del cumpleaños de alguien, pero no de 5 personas, así que supongo que ella quería jugar a un solo número. No sé. Es más. No importa. Lo que se mantuvo en mí fue la sensación de querer escribir. Y acá estoy. Escribiendo. Estaba bueno esto. Voy a rellenar el vaso, ordenar un poco mi cabeza y escribir un post con sentido.

Charla conmigo

-Hola.

-Apa apa apa… Mirá quién anda por acá…

-Jeje. Soy yo, tontín. ¿Todo bien?

-Acá. Perfecto. ¿Vos?

-Perfecto también.

-Qué bueno. Me alegro, che.

-…

-…

-Bueno…

-…

-Yo me voy yendo…

-¿?

-Sí. Me voy. Yo qué sé…

-Bueno. Chau.

-Chau.

No quiero dormir

Me estoy muriendo del sueño. Pero tá. No me importa. No quiero irme a dormir. Me embola. Quiero seguir pensando, recordando, imaginando. No quiero dormir y eventualmente soñar. ¿Para qué? Estoy soñando despierto. Tampoco es que lo maneje a este sueño, ¿pero quiero manejarlo? Lo estoy viviendo, y es perfecto así. Posta. Estoy soñando despierto.

Divertite sola entonces

Esa vez decidí conquistarla sin decir palabra alguna. La idea inicial no se basaba en la indiferencia, pero sobre la marcha descubrí que en verdad era una excelente estrategia. Funcionó a la perfección. O ni tanto.

Yo, un galán a la vieja usanza, estaba parado mirándola con un aire de superioridad. Ella perdida, haciéndose la distraída, al divisarme se encamina hacia mí. A diferencia de veces anteriores, dominé mis nervios. La estrategia era perfecta, y mi plan de acción infalible. Ella acercándose segura. Yo, fingiendo desinterés. “Hablame”, le pedía en silencio. “Ojalá que me dé bola”, parecía desear ella. O ni tanto.

Como sea, llegó ese momento. Cuando quise darme cuenta, ella ya estaba parada justo frente a mí, casi tan cerca como para intercambiar nuestros alientos. Abrió la boca para seducirme y preguntó dulcemente: “Perdoná… ¿Sabés cuál bondi me sirve para ir a Pagola y Berro?”. Lo dijo de tal forma que yo no pude resistir. A la mierda todo mi plan de conquista silencioso.

“Pah… Ni idea. No soy de acá…”, atiné torpemente a responderle. Igual me consuela saber que ella no era para mí. Me hizo una mueca de decepción y rápidamente se dirigió a otro hombre. Ni dos segundos le tomó olvidarme. No puedo explicar mi satisfacción al escuchar que él le respondía negativamente la pregunta. ¡¡Tomá, puta!! ¡¡Minga vas a llegar a Pagola y Berro!!

No lo hagan en sus casas

¿Mis almohadas son grandes o las fundas que tengo son chicas? Nunca le encontré respuesta a esta doble pregunta. En verdad, aunque la hubiera encontrado, no importaba tanto. El hecho es que cada vez que me acuesto tengo que estirar la funda intentando que tape toda la almohada, buscando no tener contacto con el polifón. ¿Y qué pasa cada mañana? Encuentro la funda cubriendo sólo la mitad de la puta almohada.

Ahora estoy medio en pedo, pero igual encaré. Recordé que hoy mandé ropa a lavar a Burbujitas* y que entre las cosas que llevé, se encontraban las sábanas que estaban en la cama. O sea: me di cuenta que iba a seguir tomando y moriría del pedo, pero me detuve en el detalle de que dormiría sobre el colchón. Así que recontra encaré y fui y le puse sábanas a la cama. Y cuando estaba por ponerle las fundas a la almohada, me pregunto “¿y si corto las almohadas?”. Mi respuesta a mi pregunta fue positiva, y para peor, muy entusiasta. Es un tanto patético el cuento, así que resumo en que ahora estoy haciendo una pausa para volver a agarrar la tijera e intentar terminara de cortar la primer puta almohada de polifón. ¡¡Odio el polifón!! ¡¡Y para peor, no sé ni cómo se escribe!!


* ¡¡Sí!! ¡¡El lavadero de la ropa sucia con olor a limpio!!


¿No viste que me calcé los auriculares?

-Hola. Buen día. A Convención y 18, por favor. ¿Algún camino preferido? No. El que sea más rápido.

Y tá. Después al bajarme te diré gracias. A lo sumo me quejaré de que no tengas cambio de 500. Pero nada más. No quiero charlar con vos. Y ojo. No es personal. Me levanté tardísimo, y entre las cosas que más me embola de eso, es tener que tomarme un taxi. No es tu culpa, pero hay señales, cosas que podés ver. ¿Acaso mi cara no es lo bastante evidente? No tengo ganas de hablar con vos. Es de mañana, y en verdad, no tengo ganas de hablar con nadie. Y ojo. Yo no soy de esos que cuando se despiertan ya arrancan con mal humor. Para nada. Pero cuando me levanto tarde, quiero empezar el día ya. ¿Y sabés qué? Vos no formás parte de mi día. En el 187 nadie me habla. Y vos sin embargo, estás empeñado en sacar charla. Del clima, del tránsito, de los que piden en las esquinas. ¡De todo!

No me importa en lo más mínimo lo que te gusta de la morocha a la que dejaste cruzar sólo para verle el orto. No me voy a reír con tu comentario. Llevame a 18 y Convención. Nada más. Eso fue lo que te pedí al subirme. No te pedí que me enseñaras piropos que me dan vergüenza ajena. No te pedí ver que machito sos insultando al de adelante, que va lento. O al otro, que no puso señalero para doblar. No te escucho. Voy con mi iPod. No me molestes. No me hagas sacar el auricular para ver si me preguntaste si agarrabas por Paraguay y doblabas en La Paz. No me preguntaste eso. Agarraste por donde se te cantaron las bolas, y resultó ser el viaje de mi casa a la agencia más caro de mi vida. Y todo bien. Pero no me jodas. ¡¡Llevame a la agencia de una puta vez!! ¡¡Y no!! ¡¡No tengo un billete más chico!!

Miti y miti

Me he convertido en un alcohólico. No me enorgullece, pero así es. Dicen que el primer paso para solucionar un problema es saber identificarlo. Y yo lo asumo. Soy un maldito alcohólico. En las últimas semanas, casi que no hay un día que no haya tomado alcohol. Para peor, soy un alcohólico que no sabe tomar. “Qué lindo está para tomarse una cervecita”, me digo. ¿Y qué hago? Me bajo un litro entero. Acto seguido, me duermo. ¿Me querés decir para qué carajo me empedé? No disfruto mi estado.

Igual, la razón de este post no es la cerveza necesariamente. Escribo esto porque se me acaba de terminar mi trago: mitad de whisky, mitad de grappamiel y tres cubitos de hielo. Se evaporó. El vaso estaría agujereado. No sé. Recuerdo que me volqué sobre el buzo, pero no tanto. La cosa es que estoy con un colorcito que está buenísimo. Y escribo. No sé sobre qué. Creo que sobre mi alcoholismo.

Xuxo me enseñó este trago. Y es letal. Con un puto vaso ya estoy. Económico dentro de todo, pero letal. Hoy, ese vaso me lo preparé a las 20:57, minutos más, minutos menos. Y ya no existe. Son las 21:23, y ya no tengo más. Y todavía no comí. Y no tengo ganas de irme a dormir. Tengo pila de sueño acumulado, pero ni en pedo me voy a ir acostar. Jaja. Ni en pedo… Ningún ningún. Aprovecharé este estado. Escribiré en Grageas. Pediré comida y destaparé una cervecita. Una de litro, obvio. ¡¡Arriba!!

¿Vuelve Grageas?

La gente lo preguntaba. Bah… Yo me lo preguntaba. Y aquí está la respuesta: vuelve Grageas.

En Yenny de Punta Carretas

Difícil disyuntiva:

¿Me compro el de la izquierda? ¿Me compro el de la derecha?



Fácil resolución:

¡Me bajo los dos!

Charla conmigo

-Hola.

-Hola… ¿Te conozco?

-¡Obvio! ¡Soy yo! ¡Mejor dicho, soy vos!

-¿Qué? ¡Yo soy yo!

-Ok. Pero yo también soy vos. O sea: soy yo.

-Andá a cagar.

-Andá a cagar vos. Te digo “hola” y me mandás a cagar…

-No me decís “hola” simplemente… Me venís con un planteo extraño…

-Sos un idiota. No es un planteo extraño. Hace años que venimos hablando, y ahora te hacés el que no me conocés. Bah… Te hacés el que no te conocés.

-¿Ves? No sé de qué hablás.

-¿Día complicado?

-No. Para nada. Día bárbaro el mío. Hasta que apareciste vos…

-¿Decís que te cagué el día?

-No lo digo, pero es evidente que sí.

-Ahhhh… Buenísimo…

-¿Y eso que quiere decir?

-No sé. Pero creo que se me fueron las ganas de hablar con vos.

-¡Genial! Yo nunca tuve ganas de hablar con vos.

Estoy durmiendo cada vez menos

Cada día que pasa, noto más y más la disminución de mis horas de sueño. Y en verdad, lejos de quejarme, me regocijo. Es buenísimo. La paso mucho mejor despierto que durmiendo. Tal vez sea por el problema de no recordar los sueños. Pero ni tanto. Todos sabemos que no existe vivir de sueños. Yo vivo de realidades. Y la realidad me está sorprendiendo de noche. De madrugada. De mañana. Y hasta de tardecita. Estoy pensando seriamente en la opción de dejar de dormir. (…)

Por hoy alcanza

Estoy a punto de colgar un viejo .doc o de escribir un nuevo post que ronda la misma temática, así que mejor me voy a dormir. ¡¡La puta madre!! ¡¡Basta de grageas!!

En menos de diez días conocí a dos personas que me marcaron en la vida: Fito Páez y Silvio Soldán

El primero de los dos encuentros sucedió en La Ronda, después del concierto en el Solís. Para una camioneta y se baja Fito. Vamos con Caro y le decimos “Fito…”. Él nos contesta “déjenme un segundito que me estoy meando”. Obviamente, lo dejamos que fuera al baño. Obviamente, esperamos que saliera. Cuando salió, “Fito… el toque de recién fue mágico”. Él, desconcertado nos pregunta “¿el toque?”. “Sí… El show…” le dijimos nosotros. “Ah… ¿Estuvo bueno, no? En verdad, no fue mágico. Los magos bla bla bla. Yo no bla bla bla. Acá lo que importa es bla bla bla. Lo de recién fue música”. No entendimos nada, y se lo hicimos saber: “la verdad, no entendí mucho tu concepción de la magia, pero bueno… Si decís que fue música y no magia, gracias por la música”. “Gracias a ustedes” creo que nos dijo. Y tá. “Gracias a vos” y nos fuimos. Caro no habló. Se dedicó a mirarlo y oler su mal aliento. Muy cómico.

El segundo encuentro fue en el NH. Silvio Soldán me estaba dando la mano. Silvio Soldán estaba mostrando sus sacos, sus camisas y sus corbatas, dando cátedra acerca de cómo se combinaban y lo bien que daban en pantalla. Silvio Soldán estaba hablando bien sobre los guiones que yo había escrito. Silvio Soldán estaba marcándole un error a la locución planteada. Silvio Soldán estaba ahí, frente a nosotros, contando anécdotas. Silvio Soldán estaba derrochando simpatía y buena onda. Silvio Soldán es un salado.

Yo, redactor

En el Word, escribo sin faltas de ortografía y con tildes.

Redactando un mail, escribo sin faltas de ortografía y con tildes.

Mandando un SMS, escribo sin faltas de ortografía y con tildes.

En el MSN, escribo con faltas de ortografía y sin tildes.

Pero hoy no. Algo cambió. Quería escribir "(che... ésta está medio ocupada me parece...)" y escribí "(che... esta esta medio ocupada me parece...)". Y no daba. Dos "esta" seguidas y sin diferenciarlas. Entonces la charla siguió, y empecé a poner tildes. Y capaz que voy a seguir haciéndolo. Y nada. Eso. Yo qué sé. ¿Qué otra cosa? Mi vida no tiene grandes emociones como para andar posteando…

Las medias más copadas del mundo

Copadas… Si no me equivoco, odio ese adjetivo. Pero pongo los pies sobre el escritorio, mi pantalón medio que se arremanga y debajo de él se asoman ellas: las medias más copadas del mundo. ¡¡Hola!!, medias copadas. Gracias por aceptarme como vuestro propietario. Ya verán: vamos a ser felices juntos. Las voy a llevar a pila de lados. Ni por asomo se imaginaron que la vida podía ser tan buena. (Che… Pará un poquito… ¿Puede ser que le esté hablando a unas medias? Mmmmm… Algo no anda bien acá…)

¿Cuándo un .doc debe convertirse en un post?

Sé que hace un tiempo que no escribo. Dos semanas para ser más exacto. Que no escribo… Es un decir. En verdad, hace dos semanas que no cuelgo ningún post nuevo. Me puse a leer los archivos de Word que tengo desparramados por el Escritorio, y confirmo que estuve bien en no colgar nada. ¿Por qué? Porque hay cosas que no pueden/corresponden/merecen ser leídas. Hay .docs que deben mantenerse como tal, en el Escritorio o en la Papelera, pero nunca en Grageas.

En verdad, a lo largo de la historia de Grageas, varios de esos .docs han sido posts. Pero tá. No los voy a borrar ahora. ¿Pero qué hago? ¿Sigo escribiendo en Grageas? Todo lo que he estado escribiendo en estas dos semanas me indica que no lo haré. Creo que se aproxima el fin.

¿Acaso fue la fama? Cuando algo se vuelve popular, me embola. Y pasó eso. De golpe y porrazo, la gente comenzó a entrar a Grageas. Me empezaron a comentar tal o cual post. (Jaja… Qué fantasma que soy…) Tal vez por eso fue que dejé de colgar cosas. Para que la gente entrara, viera que me había quemado la lengua y poco más, se aburriera de que no había nada nuevo, y abandonaran las visitas a Grageas.

Listo. Ya lo logré. Ahora no entra más nadie a chequear si hay algo nuevo. Sólo yo. Capaz que este es un buen momento para que esos .docs se conviertan en posts. Capaz Grageas vive y lucha.

Me quemé la lengua

Yo no aprendo más. Cuando algo está muy caliente, no debo comerlo. Soplar, moverlo de un lado para el otro en el plato o simplemente esperar que se enfríe. Lo sé. Pero no lo aplico. Y acá estoy, con mi lengua áspera e insensible. La puta madre.

¿Qué poner en un iPod de 4 GB?

Florencia Mirza tiene en su blog un post llamado “Infaltables en el iPod de la dama…”. Está bueno. Yo hoy, no sé bien por qué, decidí borrar toda la música que tenía y cargarlo desde cero. Lo llené con estos discos:
Alanis Morissette · Jagged little pill
Alvy Singer Big Band · Volumen Uno
Alvy Singer Big Band · Volumen Dos · La elegancia
Ana Prada · Soy sola
Andrés Calamaro · La lengua popular
Árbol · Árbol
Árbol · Chapunsongs
Árbol · Guau!
Árbol · Hormigas
Babasónicos · Jessico
Bebe · Pafuera telarañas
Bersuit Vergarabat · Testosterona
Bersuit Vergarabat · ?
Calle 13 · Calle 13
Calle 13 · Residente o Visitante
Chetes · Blanco fácil
Chiodi · Mutante
Coiffeur · Primer corte
Coiffeur · No es
Daniela Herrero · Daniela Herrero
Daniela Herrero · No voy a mentirte
Daniela Herrero · El espejo
Fernando Cabrera · Viveza
Fito Paez · Naturaleza sangre
Fito Paez · Moda y pueblo
Fito Paez · Rodolfo
Flor · Flor
Francisca Valenzuela · Muérdete la lengua
Gabo Ferro · Canciones que un hombre no debería cantar
Gabo Ferro · Mañana no debería seguir siendo esto
Gabo Ferro · Todo lo sólido se desvanece en el aire
Gepe · Gepinto
Gepe · Hungría
Hamacas al río · Mitad de junio
Jack Johnson · Sleep through the static
Javiera Mena · Esquemas juveniles
Jorge Drexler · Eco
Juno · Juno
Kevin Johansen · Sur o no sur
La Zurda · La Zurda
La Zurda · Para viajar
Lisandro Aristimuño · Azules turquesas
Lisandro Aristimuño · Ese asunto de la ventana
Lisandro Aristimuño · 39º
Lucas Martí · Tu entregador
Manuel Onis · Bagunça
Marisa Monte · Memórias, crônicas e declarações de amor
Martín Buscaglia · Ir y volver e ir
Martín Buscaglia · El evangelio según mi jardinero
Mi Tortuga Montreux · Mi Tortuga Montreux
Miranda! · Es mentira
Miranda! · Sin restricciones
Miranda! · El disco de tu corazón
Norah Jones · Come away with me
Pablo Dacal · Música de salón
Pablo Dacal · 13 grandes éxitos
Pablo Dacal · La era del sonido
Papá · Papá
Pedro Guerra · Golosinas
Regina Spektor · Begin to hope
Rosal · Educación sentimental
Rubín · Componé, ladrón
Semilla · Semilla
Sórdromo · Aquí… ahora…
Stereophonics · Just enough education to perform
31 minutos · 31 minutos
31 minutos · 31 canciones de amor y una canción de Guaripolo
31 minutos · Ratoncitos

¡¡150 posts!!

Yo tranqui, abro blogger.com para colgar el post que vendrá ahora después. ¿Por qué no viene ahora? ¡¡Porque descubrí que tenía 149 posts!! ¡¡Y éste es el 150!! Y tá. Nada. Tampoco es que vaya a hacer una suelta de palomas o algo así…

El mejor día de mi vida

No va a ser mañana. ¿Sería tonto pensar que así pueda ser? Y… Nada parece indicar que sea mañana ese día. ¿Qué? ¿Me dejo sorprender y en una de esas…? Mmmm… No. Lo que tengo que hacer mañana es provocar que las cosas se dirijan en la dirección correcta, para que ese día finalmente llegue. Y si ese día llegara, ponerme a pensar en cómo superarlo. Ahhh… Qué linda que es la vida, che.

Jugando a vivir

Me cansé. No lo soporto más. Este subibaja no está dando. Y ni siquiera es un subibaja, porque más o menos sabés que subís y bajas y subís y bajás. Yo bajo, bajo, bajo, subo, bajo, subo, subo, bajo y bajo. Y tá. No quiero más eso. Quiero subir. Sólo subir. Es imposible. Lo sé. Tengo 26 años. Pero nada. Por lo pronto sé lo que quiero de ahora en más. Nada de dejarse llevar. Si estoy en un montaña rusa en vez de un subibaja, ni bien pueda la abandono. Y no me voy a meter en el subibaja. Voy a ver qué otras opciones de juegos tengo.

* Post viejo que nunca había colgado.

Si pudiera elegir mis sueños

No soñé con esto. O sí. La verdad, es que soy muy malo para recordar mis sueños. Raras veces me pasa. Entonces es medio inútil querer soñar con algo, si después no lo recordaré. ¿Qué? ¿Para dormir bien? ¿Te parece?

Creo que sueño despierto. Tal vez allí esté la explicación a por qué la gente me comenta que yo pienso a una velocidad distinta a la del resto. Jaja. Es cualquiera eso, pero la gente me lo comenta. Yo estoy viviendo y soñando a la vez. Es más. Quizás por eso cada vez duermo menos.

El problema de soñar despierto es que enseguida sabés que es un sueño. No tenés esa ventaja de dudar si fue real o no. Esa sensación extraña de cuando recién te despertás y no lo lográs distinguir. Soñando despierto lo sabés enseguida.

Pero esperá un poquito. Este post empezó con otra intención, que era la de contar el sueño que quería tener ahora en un rato cuando me fuera a dormir. Pero sobre la marcha me puse a divagar… ¿No me convendrá vivir en un sueño? Y rápidamente me respondo: IDIOTA.

Me conviene irme a dormir ya.

Proclama

Entre la gente rara que me crucé el viernes, si mal no recuerdo, estaba el cantante de la disuelta banda Sórdromo. Y nada. Estoy escuchando su disco Aquí… ahora… Sinceramente, es un muy buen disco con muy buenas canciones. Así que en este humilde acto, quiero proclamar a Sórdromo como una buena banda. Fírmese y archívese.

El amor te hace estúpido

Es buenísimo que sea así. Me encanta. Es más… amo el amor. Pero no lo podemos negar: el amor te idiotiza. Dejás de pensar, de comer, de dormir, de hacer lo que te gusta. Te abandonás. Te dedicás exclusivamente a la otra persona. Es entonces que, ya sea correspondido o no, el amor te convierte en un ser miserable.

¡¡No pensás en vos!! Yo pienso que esa es una buena definición del amor. Cuando no te importa tanto tu bienestar, y sin embargo, lo único que querés es que la otra persona esté bien, estás enamorado. Y eso es muy estúpido. Pero está buenísimo.

Cabecita de novio… Es así. Estás en cualquiera. No te podés concentrar en nada. Sólo en ella. Sos capaz de quedarte mirándola mientras duerme durante horas. Te llama por telefóno y dejás lo que estés haciendo inmediatamente. No te gustan las películas románticas, pero igual las mirás para compartir ese momento con ella. Y así, todo.

Estás enamorado. Sos un maldito estúpido enamorado. Y te sentís más vivo que nunca. Lo intentás racionalizar y no podés. ¿Por qué la amo? ¡¡No sé!! Pero la amo. Y está buenísimo. Te volvés cursi. Te volvés un ser bondadoso para con el mundo. Te volvés simpático. En definitiva, te volvés estúpido.


* Post levantado de otro blog. Pero lo escribí yo, así que todo bien.

En busca del título perdido

Tengo ganas de escribir. Sobre esto o sobre aquello. Pero sobre esto no puedo. No me sale. Y sobre aquello no tengo qué decir. Entonces me pongo a tirar títulos de posibles posts, para ver, si en una de esas, me inspiran algo y me pongo a escribir. No sobre esto ni sobre aquello. Sobre eso.

Si este post está colgado, es porque finalmente ningún título me disparó nada. O porque sé que en algún momento me servirá de inspiración. A continuación, la lista.


· ¿Querés?

· Gris: el color que menos se parece a un color

· Lista de las cosas más difíciles de la vida

· La vida no me sonríe

· Ah… Pero vos no me habías dicho que era así…

· Cosa linda

· Digan whisky…

· Lágrimas

· l u i g i versión 2008

· Abre los ojos

· Multiahorro y sus malditas bolsas

· El sol sale por allá

· Pastillas, agua y punchi punchi

· Qué caro está el Head & Shoulders

· A la cuenta de tres… Uno. Dos. Tres. ¿Y?

· Vos no eras así antes

· Divertite solo entonces

· Mañana va a seguir siendo esto

· ¿Te acordás cuando tenía bigote?

· Un tipo sencillo que nació en un mundo complicado

· Si algo me enseñó la vida…

· En busca del título perdido

Divertite sola entonces

Ella quería hablar de cine. Al pedo, porque no le gusta el cine. Habló de sus películas favoritas. Yo no conocía ninguna, ni me importaba conocerlas. Le hablé de la última que había visto. Ella no la conocía, ni le importaba conocerla. Le comenté que había llorado al mirarla. Ella se burló. ¿Las películas te hacen llorar?, me increpó. Se burlo más. Yo me alejaba, y su risa seguía.

Ya que dijiste que te ibas a dar una vuelta por acá…

¿Cómo terminé ahí?

¿Cómo terminé en una fiesta electrónica con Bárbara Wild pasando música en Don Trigo de Plaza Matriz? ¿Cómo caí en esa fiesta? ¿Cómo terminé?

Charla conmigo

-Che… ¿Y si vamos dando por terminado este día?

-Sí, ¿no? Podríamos…

-Acordate de apagar la máquina.

-Sí. No te preocupes.

-En serio te digo. Pero apagala bien. No hagas como siempre, que apretás el botón de una y

Divertite sola entonces

Ella bailaba muy bien. Su cuerpo… Su cuerpo se quebraba al ritmo de la música de una forma nunca antes vista por mis ojos. Ella era increíble. ¿Le hablo? ¿Qué le digo? Andá a saber cuántos lo intentaron ya. ¿Qué puedo ofrecerle yo que nadie más pueda hacerlo? Ya sé. Le muestro que tengo una curita de Bob Esponja en el dedo. Soy un tierno, pensé. Con esto la mato. Pero no. Hasta yo me di cuenta que era muy boludo. Le cuento que soy publicista, decidí. Es más: lo intenté. Pero la música estaba muy fuerte. Y ella seguía bailando. Nunca pude siquiera acercarme a su oído. Ya está. Está con los ojos cerrados. Le meto un beso de una. Por suerte estaba oscuro y no me vio con claridad cuando me tiró la cachetada.

Divertite sola entonces

Ella nunca se interesó en mí. Lo empecé a sospechar cuando le pregunté si quería compartir el asiento. Ella ya estaba sentada y yo le pedí permiso para sentarme junto a ella. Me miró como diciendo “¿quién te conoce?”. Fue abrir la boca para presentarme y ella salió corriendo. Nunca más la volví a ver.

Divertite sola entonces

Ella estaba ahora mirando por la ventana. Afuera llovía. Yo me acerqué al vidrio, lo empañé con mi aliento y dibujé un macaquito. Ella me miró, con esa cara típica de ella de “sos un idiota, pero un idiota en serio”. Yo le devolví una sonrisita y un encogimiento de hombros. Ella volvió a mirar hacia fuera. Nunca más se preocupó si yo seguía en el cuarto o no. Afuera seguía lloviendo. Nunca se percató de que yo había salido a chapotear.

¡¡Yupi!! ¡¡Estoy realmente vivo!!

"Para quien está realmente vivo, la vida se vuelve a veces muy difícil, puede llegar a ser intolerable, sin necesidad de motivaciones especiales"

Cita sacada de un libro de Mario Levrero, llamado El lugar.

Golpes bajos

Cuando vivía en Mercedes, teníamos un programa de radio con estos dos delincuentes: Adrián y Luciano (el Colo). En un momento también estuvo Danilo, pero después se vino a vivir a Montevideo.
El programa se llamaba Golpes Bajos. Arrancamos en AM, en un muy buen día y horario: domingos de 14 a 15 horas. Jaja. Apestaba.
Después, dimos el gran salto y llegamos a la FM. ¡¡Tomá!! De lunes a viernes de 16 a 17.
Estuvo buenísimo. Materialmente hablando, sólo me queda un cassette con el primer programa grabado, algunos papeles que simulaban contener guiones y algunas fotos. Aquí va una de ellas:



Los fans... no te dejan en paz...

Perdón, mamá

Mi mamá siempre me decía cómo debía salir:
· A la calle, con calzoncillos sanos y limpios por si me pasaba algún accidente.
· Al trabajo, con traje y corbata por si debía ir a entregar el premio de Anunciante del Año del Desachate a la gente de La Banca.

Si algo me enseñó la vida...

... es que el envoltorio del Bubbaloo -de frutilla en este caso- no se debe arrojar al inodoro, porque no se va tan fácil al tirar la cisterna.

Lalalita

El 8 de agosto de 2006 nació una perrita divina.
El 10 de setiembre recibió el nombre de Lalala Gioia.
El 12 de setiembre se acomodaba para dormir en mi cama:

Una linda canción de Érica García, llamada Yo te todo

Yo te miro cuando callo. En la tarde. En luna llena. En enojo. En la oscuridad.

Yo te encuentro en los pájaros que abrigan la ventana. Te madrugo. Te veo pasar.

Nadie es perro sin su amo. No hay dolor sin lastimar.

Yo te compro bocaditos. Yo te invento. Yo te piso. Yo te creo y te vuelvo a crear.

Yo te todo. Yo te todo. Yo te todo. Yo te todo.

Yo te amo en el pasillo. En la flor. En tribunales. En el subte. En la cocina.

Yo te exijo que me abraces en la lluvia. Viendo a Tyson. Te molesto siendo las 3 y media.

Yo te admiro. Te digito. Te estremezco. Te hago gritar.

Yo te compro bocaditos. Yo te invento. Yo te piso. Yo te creo y te vuelvo a crear.

Yo te todo. Yo te todo. Yo te todo. Yo te todo.

Cuando estés a la deriva. Yo te engancho de mi vida. Te retruco. Te quiero pegar.

Entre sábanas no blancas. En museos. En bailantas. En Cemento. En La Ideal.

Cuando existas. Cuando llegues. Cuando creas que me tienes.

Yo te beso despacito. Yo te miento. Yo te olvido. Yo te amo y te vuelvo a amar.

Yo te todo. Yo te todo. Yo te todo. Te doy todo.

¿Quién anda ahí?

A vos te hablo. Sí. A vos. ¿Estás pasándola bien acá en Grageas para todos? Bueno. Me alegro (suponiendo que la respuesta sea positiva). Tengo que pedirte un favor. Es mínimo: escribí comentarios. Lo que sea. Acerca del post que estés leyendo, sobre vos o sobre lo que se te ocurra. Quiero saber quién anda ahí. Me intriga un poco. Gracias.

Divertite sola entonces

Ella estaba un poco aburrida. Yo pensaba cómo poder entretenerla. Le propuse jugar al “juego de la botella”. Ella miró por todo el lugar, como evidenciando que estábamos solos. Yo le dije que justamente por eso quería jugar al “juego de la botella” con ella, así tenía chances de besarla. Ella dijo que no y bostezó.

Te fallé, amigo

Un amigo me comentó que se había comprado un boomerang, pero que lo tiraba y no volvía. Lo noté tan decepcionado que no me animé a decirle que en verdad le habían vendido un palo.

Era muy chico... No sabía lo que hacía...

Revisando viejos CDs de respaldo, me encontré con una serie de dibujitos que hice de adolescente. Esos típicos dibujos que viven y mueren en una hoja de cuadernola, del otro lado del margen. Yo en su momento los escaneé. Y ahora, en este momento, los cuelgo acá:





Hay un pibe que se llama Manuel Onis

Es canadiense y vive en Argentina. Sacó un disco solista que es buenísimo. Se llama Bagunça. Y el primer tema de ese disco se llama Quiero verte hoy. Lo escuché cinco veces seguida ya. Ahora voy por la sexta. Como no sé colgar MP3s, por ahora dejo la tapa del disco y la letra de la canción.


Quiero verte hoy, como una llave, como un signo, como un sol. Quiero encontrarme en una calle de los dos. Quiero esconderme para verte amanecer. Quiero entenderte como un padre, como un Dios. Quiero entenderme como un teorema de 2. Antes de partir, quiero sentir el riesgo inútil de un error. Destruir todo, construirlo para vos. Quiero esconderme en una calle sin salida para verte aparecer. Nunca me duermo ni amanezco con el sol. Estar con vos, no necesito otra razón.


Supuestamente, haciendo click en la imagen, uno podría escuchar la canción. No prometo nada...

Genialidad de una turca llamada Piyale Madra

Voy a enterrarme en vos

Nunca me había dado cuenta.

La canción “Revoloteando” de Árbol es una historia de amor de un mosquito.

Charla conmigo

-Hola.

-¿Qué hacés? ¿Todo bien? Me agarraste justo, porque me estaba por ir.

-¿Por ir? ¿A dónde?

-No sé… Por ahí…

-¿Solo?

-Sí. ¿Por?

-No sé. No me gusta que andes solo por ahí.

-¿Qué?

-Sí. Me pongo nervioso. Yo qué sé. Dejame…

-Todo bien. Podés preocuparte, pero me parece que no da.

-No te burles.

-No me burlo. Al contrario. Me parece un gesto muy tierno. Y más viniendo de vos…

-¿Me querés?

-

-Te pregunté si me querías…

-

-Idiota. Ya vas a volver…

¡¡Mirá!! ¡¡Un famoso!!

¡¡La concha de mi vieja!!

Mis padres me llaman para decirme que mañana vienen a Montevideo por una reunión política que tienen. Llaman para avisarme, y para ver a qué hora me quedaba bien que pasaran por la agencia. Ellos no sabían que yo estoy enfermo desde el viernes. En verdad, creo que para sus ojos estoy enfermo desde que nací. Soy la maldita oveja negra de esta maldita familia. En fin. Les comento que mañana no voy a la agencia. Mi madre comienza el interrogatorio acerca de mi enfermedad y cómo me revuelvo con los quehaceres diarios. Respondo diplomáticamente hasta limitar con el hartazgo. Ella lo nota, y ofendida por el ocultamiento de la información, se despide sarcásticamente y corta el teléfono. Sigo hablando con mi padre. Empiezo a vomitar una tras otra las palabras que cada vez que hablo con ellos rondan en mi cabeza. Le pido que ponga a mi madre al teléfono también. Que las cosas no están bien, aunque tampoco mal. Pero que hay que hablar de nuestra relación. Que no puede ser que no se preocupen por mí, sino que por el contrario se preocupan sólo por ellos y su rol de padres. Que tengo 26 años, una vida que me gusta más o menos, pero que es mi vida. Hablando puntualmente de la enfermedad, que desde el viernes estoy así y que me vengo manejando. Que no quiero que mi madre se me instale todo el día en casa. Que no quiero que me cambien mi vida. Que si se van a meter en ella, que pidan permiso. Que se den cuenta por qué no les dije que estaba enfermo. Que se den cuenta que me preocupo por ellos. Que se den cuenta que soy un buen tipo. ¡¡Que me conozcan, la concha de mi vieja!!

Queda lindo el blog con imágenes


Quedo mal yo...

Señale con un círculo la opción correcta

La vida es:

A. fácil

B. simple

C. compleja

D. una mierda


Mi vida es:

A. una incertidumbre

B. la mejor vida que alguien puede vivir

C. patética

D. una cosa que no controlo


Ahora debería:

A. seguir escribiendo

B. irme a dormir

C. mirar una película

D. repasar los buenos momentos de mi vida y bla bla bla

Ahora que le pongo un título, capaz no tiene mucho que ver…

Alguien escribió una vez en su blog un post titulado “Quiero ser brillante!”. Era muy bueno ese post. Bah. Lo sigue siendo. Estaba pensando una cosa, y rápidamente lo recordé. Lo volví a leer. No está mal lo que pedís. Jeje.

Yo me consuelo con que alguien alguna vez comente algo que yo haya hecho. Un chiste. La canción que nunca escribiré. Un post de este blog. Un dibujito. Algún guión para un corto. Un gesto. Una ocurrencia. Algo.

Algo que trascienda. Algo que deje algo en alguien. Ni más ni menos. Pero anónimo. Nada de fama. Que nadie lo sepa. Sólo yo. Quedarme con que dejé algo en alguien. Pero para lograrlo, tengo que ser brillante. ¿Me dijiste que siguiera por ésta y doblara a la derecha, no?

Hoy: Tiempo de volver

Escrita, dirigida y protagonizada por Zach Braff (el de la serie Scrubs). Es una muy linda película. En serio. Es muy buena. Es sobre un actor que vuelve a su pueblo natal después de casi 20 años. Con una relación un tanto complicada con sus padres, debe volver ante la noticia de que su madre falleció. Allí se encuentra con viejos amigos, conoce a una chica divina, y le pasan miles de cosas. Pero principalmente, se encuentra con él. Dicho así parece re cursi. Pero es verdad. Y es buenísimo.

En fin. La cosa es que en un momento están en un lugar donde un tipo cuida una fosa enorme. Una grieta en la Tierra. Una rareza. Y el tipo la cuida hasta que el gobierno decida qué hacer. Y hablan de ella, de su profundidad. El cuidador le comenta que le gusta pensar que en verdad se trata de un abismo. Un abismo infinito. Y que cada tanto, él desciende a inspeccionar. No sabe qué va a encontrar. Pero desciende una y otra vez. Siempre un poco más. Sin expectativas. Pero con una intriga increíble.

El pibe éste encara salado lo que le está diciendo el cuidador. Se despide diciéndole “suerte con la exploración del abismo infinito”. Y es genial esa frase. En la imagen que colgué de la película, está él con la chica y un amigo, gritándole precisamente a ese abismo infinito. Y tá. No sé cómo decir lo que quiero decir. Al ver la película se entiende perfectamente.

El jueves, mientras esperaba el 187

Luigi: ¡Negro! ¿Qué hacés, Negrito?

Negro: ¿Todo bien, Luisito?

L: Acá. ¿Qué hacés? ¿Laburás por acá?

N: Sí. En Convención y Colonia. En un estudio contable.

L: Mirá. Qué raro. Nunca te había visto. Esta es mi parada.

N: Jeje. No sé. A veces me voy caminando. Capaz por eso…

L: ¿Qué contás? ¿Todo bien?

N: Sí.

L: ¿Todo bien? ¿Tu vida?

N: Bárbaro. Sigo con Gabi… ¿te acordás de Gabriela? Mi novia de Mercedes.

L: Sí. Obvio. ¿Cómo no me voy a acordar? Hace años que están…

N: Sí. Salado. Añales.

L: ¿Pero bien?

N: Sí. Re bien. Sigo viviendo con el Colo…

L: Jeje. Andan mal sus cositas… Me enteré que se compró un auto.

N: Sí. Gana re bien el hijo de puta.

L: Tá bien…

N: ¿Y vos? ¿Seguís laburando en publicidad, no?

L: Sí. La mentira continúa.

N: Jaja. Te he visto en la tele. Siempre recibiendo premios.

L: ¿En serio? ¿Decís que soy tu ídolo? ¿Tenés pósters míos en tu cuarto?

N: ¿?

L: Nada. No importa. Un divague. La tele… Sí. Me han dicho que he salido…

N: Sí. Te he visto.

L: Tá bien. ¿Qué ómnibus te tomás? Porque ahí vienen varios… Odio cuando vienen muchos bondis y uno para, y el otro pasa por atrás y no lo ves.

N: ¿?

L: No… Que qué ómnibus te tomás.

N: Ahhhh. El 60 generalmente.

L: Ah. No. No viene.

N: ¿Y vos? ¿Qué contás?

L: Yo qué sé. Tengo una perra. Lalala se llama. Divina. No sabés lo que es…

N: ¿Y Gizmo? El que tenías en Mercedes…

L: Murió.

N: ¿En serio?

L: Sí. Una mierda.

N: Pah. Qué cagada. Pero tá: estaba viejito…

L: Yo qué sé. Estoy viviendo solo. Mi hermana se fue por suerte.

N: Buenísimo.

L: Sí. Mismo. Después… me peleé con mi novia.

N: Ya sabía que te habías peleado.

L: No. Pero no María. Andrea. Estuve de novio año y medio.

N: ¿De acá?

L: Sí. De Montevideo. Me la presentó una amiga en común.

N: ¿Y se pelearon?

L: Sí.

N: El Colo anda de novio. Con una de Pando.

L: Mirá…

N: No. De Pando no. ¿De Santa Lucía? No. Creo que de Pando sí.

L: Tá. No importa. Anda de novio con una que no es de acá.

N: Sí. Creo que es de Pando.

L: Tá. No importa. ¿Pero está bien?

N: Y… Es morochita…

L: ¡No! Si el Colo está bien…

N: Ahhh. Jaja. Sí. Está bien sí.

L: ¿Qué más te puedo contar? Me compré una púa.

N: ¿?

L: Para la guitarra… Una púa…

N: Ah. Mirá. Ahí viene mi ómnibus.

L: Bien. A por él.

N: ¿?

L: Nada. Bueno. Nos estamos viendo.

N: Dale. Nos vemos.

L: ¡¡Arriba!!


Qué charla de mierda. Mirando cada dos segundos si venía el ómnibus. El mío o el de él. El primero que pintara. Pensando qué decir. Arrepintiéndome de no haber simulado que no lo vi. Jaja. Mentira.

Estuvo buena la charla. Igual, los dos sabíamos que al decir “nos vemos” estaba implícito que eventualmente nos veríamos, pero no que hablaríamos. Hubiéramos dicho “nos hablamos”, “pasame tu celular” o algo así. Jaja.

En verdad, la charla a mí me removió. Hice como un resumen apresurado de estos últimos ocho, nueve años de mi vida. Dejé cosas importantísimas afuera. Datos sueltos, descolgados. Pero tá. La charla medio que no daba. Tampoco mi interlocutor. Fuimos re amigos, pero ahora no me iba a entender. Jaja. Pobre Negro… Queda como un nabo. Pero en verdad, nada que ver. Es más: él pensó que yo era un nabo. Seguramente le habrá contado a Gabi que se encontró conmigo, y que estaba re cambiado. Y es verdad…

Cómo cambié. Cómo me gusta mi versión actual. Todo bien con el Negro, pero tá. No soy el que él recordaba, mientras que para mí, él sigue igual.

¿Alguien vio mi autoestima?

Yo sé que la tenía por acá… Andaba con ella todo el tiempo. Era chiquita, pero era mía. Para peor, no la tenía muy arriba que digamos, pero la tenía. Y de buenas a primeras, desapareció. Ni “chau” dijo. Hija de puta. Casi que era lo único que me quedaba.

Cuando ponés la boca así…

Fue una estupidez. Un gesto mínimo, pero que fue genial. Hoy Marcia viene y me pregunta “¿estás bien?”, a lo que yo le contesto algo como “sí. bah… creo que sí…”, no sé si con esas palabras, pero al menos con ese espíritu. Ella no confía e insiste “¿te pasa algo? ¿parecés enojado?”. Yo contesto que “enojado no. consternado…”. Entonces ella, y acá viene lo genial, me dice “parecés enojado. cuando ponés la boca así es porque estás enojado…”. Me imitó. Jeje. Fue genial. No sé cómo explicarlo. Me gustó que alguien identificara un gesto mío y me lo marcara. Lo sé. Fue una estupidez. Pero tá.

Despedida

Chau mundo. Por hoy me voy. Vos no tenés nada interesante para ofrecerme ya. Y yo menos. Nada puedo darte. Así que tá. Hasta mañana.

No voy a ser músico nunca

Ojalá me equivoque. Pero tá. Me suena que nunca voy a poder escribir una canción. Una que me guste. Tengo una ya, pero no está buena. No no. Nada buena. Yo la canto, pero es horrible. Jaja.

¿Por qué me está pasando esto?

La ansiedad me está venciendo. ¿Por qué? La puta madre. A mí nunca me pasaba esto. Yo era un tipo racional, tranquilo, que buscaba soluciones a todo. Ahora sé que hay miles de cosas que no tienen solución, y que tá, que no vale la pena hacerse mala sangre. Ja. Qué fácil es escribirlo. Qué destructivo es no poder utilizarlo en la vida.

Ejemplo: estoy pensando una puta gráfica para una puta promoción de Pepsi. Y no se me ocurre una puta idea. La puta madre.

Charla conmigo

-Hola.

-

-¡Hola!

-

-¡¡Hola!!

-

-¡¡¡¡Hola!!!!

-

-Este culo roto no tiene ganas de hablar… Tá bien… Que no hable…

-No es que no tenga ganas de hablar. Lo que me pasa es que no sé qué decir.

-Está bien. En esos casos es mejor no decir nada.

El efecto Árbol

Escuchar Árbol me pone de muy buen humor. Hoy me voy a comprar el último DVD de ellos, como para contrarrestar el hecho de que nunca les compré ni un solo CD. Con todo lo que hacen por mí...

El efecto Miranda!

Antes ponía Miranda! y mi humor cambiaba mágica y positivamente.

Ahora no.

Es lo que tiene: cuando una banda se vuelve popular, cambia.

Charla conmigo

-Che… ¿Te volviste a dormir?

-¿Qsdgniurweqt?

-Uia… Estabas dormido…

-¡Qsdgniurweqt!

-Dale. Vení. Despertate. Me aburro sin vos.

-Qué ladilla que sos. ¿Para qué me querés?

-No sé… Para charlar…

-No me jodas. Ponete a escribir algo.

-¿Decís?

-Sí. Lo que quieras. Pero no me jodas más.

-Che… Qué mala onda resultaste ser…

-¡Qsdgniurweqt!

Charla conmigo

-Che… che… despertate… che… despertate… dale… despertate…

-¿!¿!¿Eh?!?!? ¿!¿!¿Qué pasa?!?!? ¿!¿!¿Qué pasa?!?!?

-Soy yo. Despertate.

-¿Qué querés? ¿No ves que estaba durmiendo? ¿Por qué me despertaste?

-Escuchá. ¿Oís? Es Miranda! Es el tema que te gusta a vos…

-¿Qué? Lo que suena es Fantasía, nabo.

-Jaja. Caíste.

Charla conmigo

-Sos un idiota.

-Sí. Pero… ¿por qué me lo decís ahora puntualmente?

-Porque no aprendés más.

-Ahhh… ¡Ojo! ¡Presten atención! Habla el tipo que aprende de sus errores.

-Qué tarado. En serio te digo. ¿Toda tu vida vas a hacer lo mismo?

-No te voy a responder esa pregunta hasta que no me digas de qué estás hablando.

-De tu problema con el alcohol.

-¿Qué problema? Yo no tengo problema con el alcohol. ¿Qué decís, idiota?

-¿Ves? Te pones violento.

-No me pongo violento por el alcohol. Me pongo violento en todo caso por tu estupidez.

-¿Ves? Yo así no quiero seguir hablando.

-Y bueno… ¿Qué me importa? Además… ¿quién te mandó a hablarme?

-Nadie. Yo solito me acerqué. Pero tá. Si te molesta me voy.

-No. Pará. Perdón. No te vayas, que si no me voy a tener que terminar la cerveza solo.

-¡Ya te la terminaste, nabo! ¿Ves que tenés un problema?

-Zzzzzzzzzz

Qué noche, Teté

Vengo de una seguidilla de noches increíbles. Yo siempre sospeché que me gustaba más la noche que el día, así como me gusta más el invierno gris que el colorido verano, o el propio negro en vez del blanco. Soy oscuro creo. Jaja. Pero acá el tema es la noche.

Las últimas tres se han destacado. Han sido muy positivas, repletas de emociones y sensaciones. Llenas de recuerdos y pensamientos para los días siguientes. Algunas fueron confirmaciones. Otras fueron reencuentros. Algunas fueron resistidas. Otras fueron espontáneas. Pero todas fueron muy muy muy buenas.

La primera de ellas fue con Rosina. La segunda fue con Gabriel. La tercera, con el Novel. Cada una de ellas fue muy distinta, aunque todas tenían en común que sólo importaba las dos personas que estaban juntos. Así fuera con un teléfono de por medio, con una cerveza o una especie de asado. Los temas tratados fueron muy diversos. No faltaron silencios, pero tampoco molestaron. Lo bueno de todas la noches, fue que no importaba la hora. O sí. Pero no importaba verdaderamente. Éramos dueños de la noche.

Hoy, de golpe me encontré atravesando la cuarta noche de la seguidilla. Estaba solo. Ya no tenía nada más para hacer o inventar. Y sinceramente, no me estaba bancando la cabeza. Entonces me propongo salir a caminar. Fui a buscar la correa de Lalala, para sacarla a pasear. El dolor de espalda que traigo conmigo desde el sábado por no dormir tanto estas últimas noches, me hizo recordar que no sería buena idea salir a hacer fuerza con ella. Le di un beso y salí solo entonces. Solo, salí a caminar a escaparme de mí. Sin rumbo. Sin cosas en la cabeza.

Una cuadra me duró. Seguía sin rumbo, pero ahora tenía cosas en la cabeza. Y eso que tenía rondando, era precisamente este post. Qué raro. No recuerdo si alguna vez me había pasado. Casi lo iba escribiendo mentalmente, y ahora solamente estoy tipeándolo. Está fulera esta noche. Me importa mucho la hora, pero negativamente. Estoy esperando que pase la noche, que se termine. Me gustaría no tener que pasar conmigo mismo. Estoy podrido de no controlar mi mente. No puede ser que me gane todo el tiempo.

Tal vez este post sea como una forma de controlarla. No puede ser que no quiera estar conmigo mismo solo. Con lo bien que la pasaba yo solo. Jaja. Ya me siento un poco mejor. Escribir funciona, che. Jaja. Al menos me ha funcionado.

-pasan un par de horas entre que empecé a escribir este post y ahora que lo retomo-

Me puse a leer las cosas que he escrito acá en “Grageas para todos”. Entre otras razones, justamente tengo un blog para poder escribir cosas y leerlas al tiempo. Algún día, ponerme a leer cada uno de los posts con la distancia necesaria para analizalos. ¡Y adivinen qué! Decidí que ese día/noche fuera hoy. Está siendo hoy.

Si bien me estoy escapando de mí, me estoy reencontrando conmigo. O con ese “yo” que fui en ese momento que escribí todo lo que escribí. A la mierda que escribí, che. Más de 100 posts voy. Y me gustan la mayoría. Me río o me pongo mal con ellos. No a un nivel de redacción. Más bien me gusta lo bien que exteriorizan cómo me sentía o lo que me pasaba cuando los escribía. O cómo lo ocultan, dejando pistas. Demencias como las “charlas conmigo”, “reflexiones y preguntas de un idiota” o “no me hables así”. Las miles de preguntas sin respuestas. Los planteos sobre quién soy. Las historias más mínimas, pero que esconden metáforas un tanto rebuscadas. A veces. Otras no tanto. Jaja. Soy re evidente. Lo cruel de “esto pasó hace un tiempo”, donde me digo que me he fallado constantemente. El “mail para mí mismo dentro de un tiempo”, que aún no me animé a releer y responderme. Las veces que me traté de convencer de que mi vida estaba bien. “Este día de la madre, regale un yerno” me encanta. “Vida del orto…” no recordaba haberlo escrito. “¿Me concede su risa?” es súper actual, y dice pompis. Jaja. “Te morís” es ingenioso. Pero sigo repasando, y ahí están nuevamente mis malestares. Y llega el quiebre en la linea editorial de “Estoy bien”. Cosas tan verdades como “¿Qué héroe querés ser cuando seas grande?” en sus dos partes. Tan premonitorias como “Escribo”. Tan con nombre y apellido como “¿Por qué entrás?”. Tan libradas a distintas interpretaciones como “Mañana no debería seguir siendo esto”…

Apa apa apa. Mirá la hora que es. Buenísimo. Esta se convirtió en una cuarta noche que se suma a las anteriores tres. Estoy solo. Me resistí a estar solo. Hubo confirmaciones y reencuentros. Simplemente hubo una hoja de Word en blanco y un blog lleno entre yo y yo. Pero estoy terminando la noche repleto de pensamientos, emociones, recuerdos y sensaciones. Qué vida, Teté.

Charla conmigo

-¡Pará! ¿Sos vos?

-No. ¿Quién voy a ser? ¿Vos? Obvio que soy yo.

-¿Qué hacés? Tanto tiempo… Me muero de la emoción…

-Ok. Tampoco exageres, ¿no?

-Sí. Está bien. ¿Qué querés, ladilla?

-Ando buscando…

-¿La felicidad?

-No…

-¿Escribir la canción perfecta?

-En este preciso momento, no.

-Ya sé. Ya sé. ¿Una espada samurai?

-Ya no.

-¿Una rockola?

-Mmmmm… Puede ser… Pero no… ¿Querés que te cuente?

-No. Dejame adivinar. Es más divertido. Por los viejos tiempos en los que hablábamos más…

-Bueno. Dale. Divertite vos que yo mientras me corto las uñas.

-Sos un asco. ¿Adelante mío?

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-(Este boludo se re concentra cuando se corta las uñas)

-¿Me hablaste vos?

-Sí. Te decía que sos un asco cortándote las uñas de los pies adelante mío.

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-Tá. Matate. Sigo jugando solo a adivinar que andás buscando. ¿Una cortina de baño con onda?

-No. Si la que tengo está bien…

-Bueno… Yo qué sé… ¿Seguro que no es la felicidad?

-Ya te dije que no. ¿Me escuchás vos a mí?

-A veces sí. ¿Una linterna?

-¿Una linterna? ¿Para? Sos un divague…

-Vos sos un divague. Mirá la mugre que dejás. ¿Cómo vas a tirar las uñas al piso?

-Tarado. Si llegué buscando el cenicero para ponerlas ahí. La cosa es que vos te pusiste a boludear… ¿Dónde está el cenicero al final?

-Lo tengo yo. ¿No ves que estoy fumando?

-¡¡La concha de la prima!!

-¿¡¿Qué pasó?!?

-¡¡Me quemaste el dedo gordo!! Bah… Me lo quemé.