¿Por qué entrás?

En serio me lo pregunto. ¿Por qué entrás? ¿Qué esperás encontrar? ¿Ver cómo me revuelco en mi miseria más propia? ¿Enterarte si soy feliz y vos no la sabés? ¿Algo que hable de vos? Es obvio que todo habla de vos. Pero a la vez, nada habla de vos. Salvo que dejes de entrar a ver qué escribí, nunca nada va a hablar de vos. Pero todo bien. Seguí entrando. Es más. Yo seguramente escriba con la ilusión que vos lo leas. Entonces no puedo decirte que nunca más te des una vuelta por acá. Y tampoco puedo dejar de escribir o borrar este maldito blog que nadie lee. ¿Nadie lee? Vos lo lees, y esa es la forma que más me rinde para decirte lo que no te digo.

Che... el control... ¿alguien lo vio?

¿No va todo medio rápido? La vida, digo... ¿No? No sé... Me parece. Tengo 25 años. Tengo una novia. Tengo una perra... ¡Tengo una perra! ¡Tengo una vida a mi cargo! Está salado eso. Y tengo 25 años. Y no estoy capacitado. Pero no es que no esté capacitado para cuidarla... No estoy capacitado para tener lo que tengo. Ni los 25, ni la perra, ni mi novia. Insisto: no tiene nada que ver ni con Lalala ni con Andrea. No estoy capacitado. Nunca lo estaré.
Cuando las cosas van en Play, y a veces en FF, nadie pide Pausa. Porque las cosas en Pausa no suelen ser divertidas. Si tenés tiempo para parar, mirar, mirar y remirar, se complica la cosa. Entonces pedís a gritos un Rewind. Y no podés. Lalala me espera en casa. Andrea espera que se me pase mi demencia y aparezca. Y yo no sé si mi demencia va a pasar. Yo qué sé.

¡¡¡No sé por qué!!!

¿Por qué? Yo qué sé. Jajaja. Sé. Y no te digo. Leru leru. ¿Qué te importa? ¿Cambiaría algo? No. Probé decirlo. Y no. No sirve. Nada cambia. Todo sigue igual. ¿Igual? Sí. Bah... Yo qué sé. Peor. ¿Es para tanto? Y no. Depende. Si te ponés a pensarlo bien, medio que sí.

Escribo

¿Y? ¿Vos? ¿Cómo estás? Yo bárbaro. En serio. Para que te hagas una idea, estoy tan bien, que estoy buscando por donde puede irse todo a la mierda. No sé para qué. Pero busco, busco y busco. Es un embole. Lo sé. Pero me da miedo estar bárbaro.
Sí. Ok. Lo admito. De todos los adjetivos positivos que hay, bárbaro puntea como uno de los peores. ¿Pero qué le voy a hacer? Estoy bárbaro. Las cosas andan bien. Encuentro pocas cosas de las cuales quejarme. Igulmente, las busco. Y a veces las encuentro. Y adiviná qué... Son las mismas cosas por la que todo puede irse a la mierda.
¿Eso en qué situación me deja? Que definitivamente todo va a andar mal. Y me estresa no saber por donde va a empezar a estar mal. Obviamente, como casi todas las cosas de mi vida, no sé para qué carajo quiero saberlo. Pero quiero. Casi que lo necesito. ¿Por dónde va a estropearse todo? ¿Podría hacer algo en caso de saberlo? ¿Qué hago? Sigo bárbaro.
Pero vos. ¿Cómo estás?