Cada día que pasa, noto más y más la disminución de mis horas de sueño. Y en verdad, lejos de quejarme, me regocijo. Es buenísimo. La paso mucho mejor despierto que durmiendo. Tal vez sea por el problema de no recordar los sueños. Pero ni tanto. Todos sabemos que no existe vivir de sueños. Yo vivo de realidades. Y la realidad me está sorprendiendo de noche. De madrugada. De mañana. Y hasta de tardecita. Estoy pensando seriamente en la opción de dejar de dormir. (…)
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