No lo hagan en sus casas

¿Mis almohadas son grandes o las fundas que tengo son chicas? Nunca le encontré respuesta a esta doble pregunta. En verdad, aunque la hubiera encontrado, no importaba tanto. El hecho es que cada vez que me acuesto tengo que estirar la funda intentando que tape toda la almohada, buscando no tener contacto con el polifón. ¿Y qué pasa cada mañana? Encuentro la funda cubriendo sólo la mitad de la puta almohada.

Ahora estoy medio en pedo, pero igual encaré. Recordé que hoy mandé ropa a lavar a Burbujitas* y que entre las cosas que llevé, se encontraban las sábanas que estaban en la cama. O sea: me di cuenta que iba a seguir tomando y moriría del pedo, pero me detuve en el detalle de que dormiría sobre el colchón. Así que recontra encaré y fui y le puse sábanas a la cama. Y cuando estaba por ponerle las fundas a la almohada, me pregunto “¿y si corto las almohadas?”. Mi respuesta a mi pregunta fue positiva, y para peor, muy entusiasta. Es un tanto patético el cuento, así que resumo en que ahora estoy haciendo una pausa para volver a agarrar la tijera e intentar terminara de cortar la primer puta almohada de polifón. ¡¡Odio el polifón!! ¡¡Y para peor, no sé ni cómo se escribe!!


* ¡¡Sí!! ¡¡El lavadero de la ropa sucia con olor a limpio!!


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