Este chiste por escrito no tiene gracia, pero sí un poco de pire

-¿Te conté lo que nos pasó anoche con el Jorge?
-Ni siquiera sabía que habías hecho algo con Jorgito... ¿Qué les pasó?
-Ah, no... No sabés. Una de película. Te juro. La contás en China y no te la creen.
-Bueno... En verdad no te la deben de entender siquiera... Yo qué sé... Vos hablás en español... Ellos en chino... Capaz que hasta te creen y todo porque vos sos un tipo muy convincente. Sos muy gestual. Pero de ahí a que te entiendan... Pero andá a China, contá lo que te pasó y fijate. Yo qué sé. Hay que hacer la prueba. Porque tampoco es una cosa de andar diciendo cualquier cosa sin un sustento empírico. "En China no te la creen". Es muy fuerte esa afirmación. Está metiendo en una misma bolsa a los chinos. Y son un montón de chinos, boludo. Mirá que posta son pila. Y eso si te lo puedo decir seguro, porque yo leo wikipedia y tenía la Encarta. Y ya desde la Encarta eran un montón de chinos. Ahora, imaginate... Los chinos serán muy distintos en muchas cosas, pero tienen sexo igual que acá. ¡O más! Pero eso no lo sé. Entonces no lo ando diciendo por ahí. No soy como vos. ¿Qué es esto de que en China no te creen? ¿Lo decís por la mirada de desconfianza que tienen? ¿Porque te entrecierran los ojos? ¡Sos un hijo de puta! ¡Los tipos son así! Es como que ellos digan "la contás en Uruguay y se sorprenden", sólo porque para ellos nosotros abrimos los ojos en señal de asombro. Y capaz que nosotros nada que ver. Porque salvo que venga un chino que hable en español, tampoco le vamos a entender. ¿Cazás lo que te digo? ¿Sabés qué? Me chupa un huevo lo que te haya pasado con el Jorge. ¡La próxima vez invitame y listo, sorete!

¿Habrá sido por el granizado?

Ayer andaba con ganas de comer banana con dulce de leche. Aunque sabía que no habíamos comprado, abrí la heladera con la ilusión de encontrarme con un frasco de Conaprole, Lapataia, Manjar o la marca que fuera. Obviamente, no había. ¿Pero qué pasó? Recordé que teníamos un helado Crufi de dulce de leche granizado en el freezer. ¡A vos mismo! No puede fallar, pensé. Pero no. Sinceramente, me defraudó la combinación de banana con helado de dulce de leche. ¡¡Malditos saborizantes artificiales!!

¿Qué debería contestar?

Vos sabés que ando con ganas de hacerme lesbiana...

Una revelación de aquellas

Acá vuelvo yo, a sorprenderlos con una nueva observación. ¿Ya se dieron cuenta que el "demonio" es el "de moño"?

Charla conmigo

-Hola. ¿Cómo estás?
-Pah... Estoy teniendo una semana bastante agotadora. La siesta que me voy a pegar hoy de noche cuando llegue a casa no tiene nombre.
-¿Por qué no la bautizamos como Sonia?
-¿A qué cosa? ¿De qué carajo hablás?
-De ponerle un nombre a la siesta. Vos me dijiste que no tenía nombre. Y tá. Nada... Me pareció que era una cagada que no tuviera...
-¿Y Sonia decís? Puede ser... Sonia es nombre de siesta.

Este chiste por escrito no tiene gracia

-Hola, ¿qué tal? Con el señor Méndez por favor.
-Él no se encuentra en este momento. Si quiere, déjeme su nombre que él después lo llama.
-Pero... Si te dejo mi nombre, ¿puedo llevarme el de otro? Digo... Como para que me ubiquen...

Ya la conozco de memoria

Después de casi 4 meses viviendo en un nuevo hogar, recién anoche pude manejarme sin la necesidad de prender la luz.

Verdad incómoda

Si yo llegara a participar en Talento Argentino algún día y Catherine Fulop es la primera en ponerme una cruz, me sentiría el ser más miserable del universo.

Preguntas que a veces me hago

¿Qué deporte será el que utilizan las mujeres para hacer metáforas de la vida, así como nosotros las hacemos con el fútbol?

Vengo del blog de otro

La sensación de trabajar en un archivo sin guardar, es casi casi como la de tener sexo sin condon.

Preguntas asquerosas que a veces me hago

Los comerciales que demuestran la capacidad de absorción de las toallitas femeninas, ¿son hechos con mujeres de la nobleza?

Una revelación de aquellas

¿Soy el último o el primero en darme cuenta que "alarma" es "al arma"? ¿Eh? ¿Se entiende? ¡¡Al arma!! O sea... ¡¡Agarrá el arma que estás en peligro!! ¿¡¿Entienden, la puta madre?!? Perdón, perdón... Igual, sé que los sorprendí con esa observación...

Razones por las que no me dediqué... a ser comentarista de Carnaval

El otro día pesqué el desfile de llamadas haciendo zapping... Por alguna extraña razón, al intentar acordarme de la cara de Rosa Luna, me saltó la de la Coca Sarli.

1.000 GRAGEAS 1.000

Hace un tiempo ya que me di cuenta que estaba por llegar a las 1.000 grageas. Y entonces empecé a pensar en qué carajo podía hacer para ¿celebrarlo?
En fin. El tiempo pasó, fui sumando grageas y llegué a las 1.000. Bah... No llegué todavía. Cuando le ponga "publicar entrada" a esta, habré llegado a las 1.000. ¡¡Esta es la gragea número mil!!
Y tá. Nada. Eso. Si a alguien se le ocurre algo para ¿celebrar? este acontecimiento, que avise.
Saludos a toda la gente a la que le gustan las grageas, tanto a los que comentan como a los que no. Igualmente, un saludo especial y un gran agradecimiento a los que se cuelgan y escriban en las sub grageas.
¡¡1.000 grageas!! ¡¡Yupi!!

Grageador invitado: Juan

Existe el momento crucial de la vida de cada persona, en que cuando se dispone a cocinar, le señalan desde una habitación cercana de su hogar, que no hay más gas. Un impacto fuerte es generado por esa noticia tan desalentadora. Verán, la raza humana es poco y nada sin electricidad, en algunos espacios de la tierra, pero no cabe duda de que en ningún rincón del planeta, un hombre o una mujer "x" se divierten o hacen algo por sus vidas sin fuego.
Como mi compañera de situación y yo no somos la excepción, tuvimos que trabajar duramente y sumergirnos en dimensiones muy oscuras de la razón, para decidir qué cocinar, sin tener que usar el asqueroso horno micro-ondas. Pasados 3 minutos de trance racional, decidimos que lo mejor era comprar elementos culinarios (o mejor dicho para la ocasión: ingredientes) para preparar sandwichs, sandwich's, ságuches, emparedados.
Empezó nuestra empresa amorosa, pues debo confesar que mi compañera de situación es un ejemplar muy atractivo de nuestra especie, con una caminata de una mitad de cuadra hacia la esquina, donde se encuentra la despensa de las reinas del barrio. Señoritas grandes, redondas, llenas de gracia, y con un acento muy humorístico al hablar (son paraguayas, y sé que hablamos con acentos muy similares, pero no deja de provocarme risa). Una de ellas sin embargo, cumple con las mismas descripciones antes mencionadas, pero es flaca, y se comporta o parece ser líder del almacén. Tuvimos el agrado y por qué no decirlo, el honor de ser atendidos por ella. 300 gramos de jamón, 250 de queso, una pequeña mayonesa, pan lactal, y refresco gasificado. Si bien no especificaré la marca de la bebida gasificada, puedo decir que lo que toman Zeus, Osiris, Buda, Jesús, y Jehová en sus asados seguro no se compara ni siquiera un poco al sabor de este elixir pecaminoso.
Amo comer, y las tareas que estén relacionadas a esta actividad, me encantan. Bueno, todo menos lavar platos, vajilla y elementos varios para la elaboración de la comida. Hicimos esos emparedados con el mayor empeño. Si bien eran simples, poseían (y teníamos el privilegio de jactarnos de eso) mucha actitud. Los comimos al pie de una liturgia tradicional e inquebrantable. Protocolos divinos, sí, que llenan el estómago y protegen al corazón con placas de alegría.
Sólo nos dimos cuenta entonces de tal gusto hasta que estuvimos arriba, mirando una película en el ordenador, que trata sobre comer. Otro detalle que vale la pena recordar es que cuando terminamos de comer, pensamos que por el mismo dinero, podríamos haber comprado pizza y media docena de empanadas, con una gaseosa. No lo hicimos, y no pensamos realmente. Por eso el miércoles es sánguche en los días de la semana.

Mal ahí, Dios

Con el debido respeto, me parece que te equivocaste al crear las moscas. Al menos, asumí que le erraste al asignarles un asedio incesante para con los seres humanos que vamos pulcros por la vida y no nos merecemos que unas moscas nos acompañen. Ponele que las creaste para los que no se bañan, pero tá... Se te fueron de las manos...

El mal que nos ha hecho la tecnología no tiene nombre

Recién estaba fumando un pucho en la puerta de la agencia y la muchacha que se encarga de la limpieza tiró un balde con agua a la calle, bien contra el cordón. Tuve ganas de ir corriendo a armar un barquito de papel y ponerlo para que navegara. Pero no... En su lugar, vine a gragear el episodio. Qué boludo.

Grageador invitado: Ignacio

¿Viste el cosito para borrar la memoria de Men In Black? Bueno, me parece que lo pusieron en los celulares. Nadie se acuerda cómo era la vida sin celular.
Si tratás de hacer memoria y pensar en cómo hacías para organizar un picadito hace una década no te vas a acordar. Es decir, por ahí te acordás, pero te va a resultar extraño. Como te hubiera resultado extraño si hace una década te hubieran dicho que ahora lo ibas a organizar por sms.
Tampoco es posible acordarse de los números de teléfono. Yo ya me había olvidado de casi todos los que sabía de memoria.
Pero no sé qué corno le pasó a mi celular que me tira los números, pero no los nombres de los contactos. Entonces tuve que aprender a asociar los números con personas y acordarme del universo que las rodea y de las cosas que me pueden llegar a decir para descifrar de quién se trata y…
¡Mi cerebro volvió a funcionar! No sé como, pero volvió a funcionar y me di cuenta de lo del cosito de Men In Black; y supe que tenía que advertirles a todos.
¡Recuperé la capacidad de pensar! ... pero ahora meo la tapa del inodoro.