-Sí. Pero… ¿por qué me lo decís ahora puntualmente?
-Porque no aprendés más.
-Ahhh… ¡Ojo! ¡Presten atención! Habla el tipo que aprende de sus errores.
-Qué tarado. En serio te digo. ¿Toda tu vida vas a hacer lo mismo?
-No te voy a responder esa pregunta hasta que no me digas de qué estás hablando.
-De tu problema con el alcohol.
-¿Qué problema? Yo no tengo problema con el alcohol. ¿Qué decís, idiota?
-¿Ves? Te pones violento.
-No me pongo violento por el alcohol. Me pongo violento en todo caso por tu estupidez.
-¿Ves? Yo así no quiero seguir hablando.
-Y bueno… ¿Qué me importa? Además… ¿quién te mandó a hablarme?
-Nadie. Yo solito me acerqué. Pero tá. Si te molesta me voy.
-No. Pará. Perdón. No te vayas, que si no me voy a tener que terminar la cerveza solo.
-¡Ya te la terminaste, nabo! ¿Ves que tenés un problema?
-Zzzzzzzzzz
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