¡Pica!

Yo iba parado en el bondi y te vi limpiarte disimuladamente los mocos en el pantalón. Sí. A vos. El señor que iba sentado del lado del pasillo y llevaba un paraguas, que tras estornudar y taparse con la mano... Bueno... Eso... Leru leru. Alguien te vio...

Charla conmigo

-¿Te gustó el disco de Los Aviones?
-¿Lo qué?
-Adentro del perro. El disco de Los Aviones. 
-No sé de qué me hablás. 
-¿Me estás jodiendo? Si el otro día lo estuvimos escuchando. 
-¿Lo estuvimos escuchando? Pah... Ni idea...
-Ah, bueno...
-¿Qué?
-Y nada... Yo qué sé... Siempre lo mismo con vos... Me cansa un poco que no me des pelota. 
-Ah, no. No te pongas de nuevo en esa postura. A ver... Decime cómo escucho el disco éste de Los Aviones y salgamos de este momento incómodo. 
-Buscalo. Está en Youtube, en Instagram, en Twitter, en Facebook... Están como losavionesok. 
-Pasame un link, sorete. 
-biy.ly/losavionesok 
-Y pará. ¿No están en Spotify?
-Ah, sí. Para escucharlo es mejor. https://open.spotify.com/album/1CcBmk20gKOhEzQpdFWvTc?si=pjXp2r6IRwCqc-sIYsN_zQ
-¡A la mierda! 
-¿Qué?
-Nada, nada. Que es re largo el link... 
-No seas millennial, haceme el favor.

Preguntas que a veces me hago

Si relatores y comentaristas de las televisaciones de fútbol suelen coincidir al decir que las repeticiones en cámara lenta son injustas pues maximizan cualquier roce, ¿por qué no le piden a los directores de la transmisiones que prescindan de las mismas cuando se pretenda arrojar luz sobre jugadas polémicas?

Despertares

Hace algunos años, ni bien me despertaba, lo primero que tenía que hacer era orinar. De hecho, tal vez las ganas de hacer pis era lo que ponía fin a mi descanso. Cataratas, canillas o cualquier otra forma de agua corriendo se metían en mi sueño y cambiaban el curso del mismo. Pero ahora ya casi no. Y recién me di cuenta. No sé hace cuánto pasa. Arriesgué algunos años al principio de esta gragea, pero tal vez exagero. O quizás me quede corto. No importa, en verdad. El punto es que ahora puedo comenzar mi día sin hacer pichí. No sé... Ponele que puedo realizar diez tareas antes. ¿Será mucho? Ni idea. Pero tá. Por ejemplo, puedo escribir esto antes de pasar por el baño. Esa sería una actividad. ¿Las otras nueve? Sacarme el pijama. Lavarme los dientes. La cara. Uh... Agua corriendo... Ya vuelvo...

Los conmino a ver este video

Cada uno empieza el domingo como quiere. Nosotros lo empezamos viendo un video de Federico Klemm. Era todo desconcierto hasta que Lucía descubrió y comentó "habla igual que Sergio Puglia". Va link para que su domingo sea mucho mejor: https://youtu.be/3h4WwdsnAJg

Peñarol, Peñarol

Hoy, con algunos de mis compañeros de laburo jugamos al 5 de oro. Recién, mientras miraba algo en la tele escuché notificaciones constantes de mi WhatsApp. No tenía el celular cerca y no tenía ganas de pararme a buscarlo.
No por vago. No. Tampoco por no querer poner pausa. Simplemente porque me enganché con la idea que se me cruzó por la cabeza: uno de mis compañeros había mirado expectante el sorteo y nos había comunicado que éramos millonarios. Y el resto estaría respondiendo, incrédulos y llorando de la emoción. Se estarían planeando qué haríamos con los que no participaron. Habría capturas de pantalla con los números sorteados, fotos de los festejos y bromas sobre posibles fugas de quien tiene la boleta ganadora.
Empecé a imaginarme a quién le contaría. Y cómo. ¿Cuál es la mejor forma para contarle a un amigo que tenés pila de guita ahora? ¿Y a tu familia? ¡Qué locura! Ganamos el 5 de oro y nos avisamos por WhatsApp. ¿Qué onda? ¿No daba para una llamadita? Aunque uno sea Movistar y el otro Antel... Yo qué sé... El chat es frío. Y nosotros ricos.
Pasaron los minutos entre la primera notificación y el momento en que finalmente agarré el celular. Mi cabeza estaba volando. A cagar el capítulo de la serie que estaba mirando. Y a cagar el 5 de oro: las notificaciones eran de un grupo de hinchas manyas en el que estoy. 

Puertas adentro

Bajé a la puerta del edificio a fumar un pucho antes de acostarme y me pasó algo raro. Estaba un tanto desalineado, lo admito. O sea: no tengo el pelo necesariamente largo, pero sí estaba despeinado y con la barba descontrolada. Sumemos a esto que tenía puesta una remera que como pijama es una vergüenza, y que bajé de pantuflas. Tá. Yo qué sé. Bajé tal y como estaba adentro del apartamento, a fumar un pucho antes de acostarme.
Por el calzado que llevaba, decidí no caminar por ahí como habitualmente hago y me quedé en la puerta. Tranquilazo. De repente veo que viene en dirección a mí una muchacha. Al confirmar que venía al edificio, me corrí hacia el costado para que entrara con plena comodidad. Pero noté en su accionar cierto nerviosismo.
No digo que me haya escaneado y se haya asustado, pero un poco capaz que sí. Yo estaba por terminar el pucho ya a esa altura, pero esperé que entrara y cerrara la puerta, para recién ahí yo mandarme para adentro también.
Nota: no me gusta nada cuando alguien se mete en el edificio mientras yo abro la puerta. Me violenta. Pero yo no hice eso.
Tras el ingreso de la muchacha, con la puerta ya cerrada, saqué mi llave y entré. No pasó ni un minuto. ¿Y a quién me encontré esperando el ascensor? ¡A la muchacha en cuestión! ¿Y qué pasó? ¡Me saludó muy amablemente!
La misma muchacha que fuera del edificio me tuvo miedo y se apuró para alejarse de mí, unos metros más allá y tras pasar una puerta, se volvió cordial.
No sé mucho qué pensar de esto. Seguramente me duerma sin analizarlo mucho más. 

Si algo me enseñó la vida...

... es que cuando te enfrentás a decisiones tipo "si no hago esto no pasa nada, pero si lo hago está todo bien", uno debe optar por el hacer.

Sin ton ni son

Recién hoy, 27 de febrero, me fijé qué día cae mi cumpleaños este año. Lunes. Sé lo que están pensando: que mi vida es apasionante. Lo sé, lo sé. Muy loco todo. En próximas grageas les contaré otras cosas tan o más importantes.

No quiero jugar más

En el laburo estamos escuchando a Arjona. Tá. Yo qué sé. Cosas que pasan. El asunto es que jodiendo, empezamos a analizar sus letras. ¡Y a elogiarlas! Se escucharon alabanzas como "Qué pluma tan fina, tan excelsa...". A mí puntualmente me pasó que cuando defendí "para qué describir lo que hicimos en la alfombra, si basta con resumir que le besé hasta la sombra", me asusté al no estar completamente seguro de estar siendo irónico.

Le pasó a un amigo

Fue al supermercado a comprar unas cosas que hacían falta, pero principalmente con la misión de devolver unos envases. Va recorriendo las góndolas y descubre que no bajó los envases. Vuelve al auto. Le da de comer a la máquina botellera. Hace las compras y pasa por la caja. ¿Se olvida de presentar el ticket? No, no. Tampoco es boludo. Llegando al auto, saca la llave y analiza si vale la pena abrir la valija o simplemente carga las bolsas adelante. ¿Las bolsas? ¡Uh! ¡Las bolsas! Vuelve a la caja y generosamente la cajera le informa que envió sus compras a "atención al cliente". ¿Se burlaron de él? Tal vez. Lo atendieron, como correspondía.

Testeador de almohadas

Las últimas cinco noches he dormido en cinco casas distintas. Y tá. Nada. Eso. No creo que sea un récord ni mucho menos, pero bueno. Tampoco da para armar un ranking ni contar qué otras cosas he hecho en cada una de las casas. Era simplemente eso: dormí en cinco casas distintas las últimas cinco noches.