Ella quería hablar de cine. Al pedo, porque no le gusta el cine. Habló de sus películas favoritas. Yo no conocía ninguna, ni me importaba conocerlas. Le hablé de la última que había visto. Ella no la conocía, ni le importaba conocerla. Le comenté que había llorado al mirarla. Ella se burló. ¿Las películas te hacen llorar?, me increpó. Se burlo más. Yo me alejaba, y su risa seguía.
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