Hoy de tarde la suerte pareció querer sonreírme: saliendo de la panadería luego de comprarme unos bizcochitos, me crucé con ella. Sin saber qué hacer, simplemente me le acerqué, y señalándome la muñeca, le pregunté si tenía hora. Inéditamente, ella me respondió de forma amable "son las cinco menos cuarto". Repasando horas más tarde lo acontecido, recordé que luego de decirlo, me dedicó una sonrisita. No quiero hacerme ilusiones, pero medio que sus ojos pretendían decirme "yo también quiero estar con vos" o algo por el estilo. Una lástima haberlo notado tan tarde porque ni bien me dijo la hora, cansado de tantos rechazos, en vez de responderle "gracias", le dije "hora de que te vayas a la concha de tu prima, puta! ni que estuvieras tan buena como para seguir rebajándome a insistir una y otra vez para estar con vos".
3 comentarios :
Y eso que cuando yo hablaba de Yayo unos posts atrás todos se hacían los suuuuper cultos y que nunca decían una puteada. Ya caístessss...
Igual se lo merece.
yo no me hago el culto ni el bien hablado... lo soy, la puta madre!! jaja.
Eh... claro, es verdad, es verdad.
(Lo digo para dejarte bien con tu madre que entra acá.)
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