¿Cómo tener un pantalón chupín sin pretender tener uno?

Hacía meses que venía alternando entre tres vaqueros. Tenía que comprarme uno. Ya era hora. Superando mi negación a comprarme ropa, debido a que sí o sí implica la tediosa tarea de probarse distintas prendas una tras otra, encaré. Encontré uno que me encantó. El color, el corte, los detalles en los bolsillos, etc. Todas esas cosas que en verdad no me fijo nunca, pero que la habilidosa vendedora se encargó de hacerme ver. Jeje.
Me lo pruebo y todo genial. Listo. Me lo llevo. La chica gentilmente me ofrece a marcármelo para mandarle a hacer el ruedo sin costo. Buenísimo. Cuando dobló la tela sobrante para adentro, noté que me quedaba un poco apretado, pero supuse que era normal. Obviamente que antes nunca me detuve en el detalle del grosor de la parte baja. O sea… Sobraba pila de tela… Yo qué sé...
Cuando lo voy a buscar… Por Dios… En verdad, cuando me lo puse por primera vez… Me lo puse en patas y después me puse las medias. Bah… Me quise poner las medias después… No pude. Lo juro. Tuve que sacarme el pantalón, ponerme las medias y después ponérmelo de nuevo. En serio: no subía. Y tá. Ya asumí que tengo un pantalón chupín. Pero no saben qué buenos están los bolsillos, la puta madre…

2 comentarios :

Alexis dijo...

Esto viene enganchado con el post donde festejabas haber ido a comprar ropa.
Ahí tenés por escupir para arriba, ahí tenés...

· · · l u i g i · · · dijo...

salado. pero de todas formas, no sabés lo calentito que es... jaja.