Panza llena, corazón contento

Hacía un gran tiempo que no me “partía” la boca como acabo de hacer. Tenía la opción de cocinarme una rica pasta, pero: Upa, mirá lo que encontré mientras buscaba el encendedor para prender la hornalla. Restaurante Las Tunas! Ja! Buenísimo. A ver que tienen... Pah! Milanesa napolitana!! Sí. A vos misma. ¿Llamo o voy a buscarla? Malditas decisiones. (Igual, lo solucioné rápido.) Fui. Qué buena esa espera, imaginándote que rica que va a estar. Qué bueno! Y no me decepcionó. Para nada. En un momento, más o menos por la mitad de la milanesa y sus correspondientes papas fritas, me pregunté: ¿dejo por acá y guardo para mañana? Minga! La decisión más rápida que he tomado en los últimos tiempos, y la que más mal me ha hecho.

Estoy hecho mierda. Mal. Destruido. Ojo. Estaba exquisita. Pero estaba... mucha. Por Dios. Exagerada. Bien por Las Tunas. Pero mal por mi inexperiencia y mi mala toma de decisiones.

Ahí me acordé de este popular dicho, que después me puse a analizarlo y entré e a dudar si realmente existía: Panza llena, corazón contento. Supongamos que existe y sigamos con lo que iba. No estoy muy contento ahora, y la panza está a más no poder.

Entonces: ¿para qué carajo sirven los dichos si no reflejan una verdad de la vida? Son peligrosos. ¿Cuánta gente basa su vida, sus acciones, decisiones y actitudes en las frases hechas? Es peligroso. Señor, usted que está leyendo esto de rebote porque estaba buscando una página donde hablaran del verdadero origen de la salsa golf, no confíe en los dichos. Como todos sabemos, son anónimos. Y eso no está bien. Por algo los autores no dan la cara. Vamos!! Usted lo sabe. Así que deseche todo lo que sepa de la vida a través de dichos, frases hechas y demás. Lamento informarle tan secamente esto, pero la vida es más que eso. Ninguna de las cosas que les puedan decir, sirven o se aplican a cada instancia de la vida...

Uia. Perdón. No puedo seguir. Además de bajarme la napolitana entera, me bajé un litro de cerveza.

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