Press START

Después de varios días repletos de pruebas ingenuas, de llamadas sin éxito a distintos servicios técnicos, de chats en los que un mexicano se lamentaba muy amable y educadamente por no poder ayudarme, de visitar foros en los que habían más preguntas que respuestas y de casi darme por vencido, logré arreglar yo solito mi PlayStation. En el camino la quedó un disco duro externo en el que respaldé durante años fotos y boludeces, antes de hacerlo en la nube. Gané y perdí. La vida misma. Hoy estoy orgulloso de mí por el logro (tal vez intrascendente para muchos), por haber seguido intentando, por no bajar los brazos, y principalmente por no haberme enojado con los que me crucé en el proceso y no quisieron ayudarme pero sí lucrar con mi situación. Y la verdad es que no importan los detalles de esto último, porque hoy no hay revanchismo. Hoy es celebración personal. ¡Y mierda que está bueno este sentimiento! El Play funca sí, pero la alegría va por otro lado.

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