Del otro lado del pasillo, en la otra hilera de asientos del bondi, está ella. Una nueva ella. Preciosa, como ninguna de las anteriores ellas. No me registra. Nada nuevo. Yo sí. Y no solamente su angelical cara y su físico. Me detuve en su cartera, su colita de pelo, sus uñas pintadas de rojo, su celular. Y he aquí el detalle mágico. Irreal casi. Inimaginable al menos. Husmeo qué hace con su celu y veo que está en facebook. ¡¡¡Está en la fan page de Grageas para todos!!! ¿¡¿¡¿Me explico?!?!? ¡¡¡Está leyendo cosas de mi blog!!! Me muero de ganas de tocarle el hombro y presentarme. No me animo. Obvio. Ni que fuera un actor famoso... ¿Qué le diría? No se me ocurre nada interesante. Y debo actuar rápido. Y ahí se me ocurrió escribir esta gragea, por primera vez en la historia en tiempo real para una ella. El tránsito está imposible y es mi mayor aliado. No sé dónde se bajará, pero no va prestando atención al camino y es por eso que supongo que tengo un rato todavía. Activo el 3G y sigo escribiendo esto: Ey, ¡hola! ¿Cómo estás? ¿Te animás a sacar la vista del celu y mirar un segundito para tu derecha? Dale. Sí. Vos. La morocha del 329 que está pasando por el Centenario en este momento exacto. Me enamoré de vos creo. Sí. Sos vos. La del S3 negro. ¡Vos, sí! Que estás leyendo Grageas para todos en facebook ahorita mismo... Uh, no. Pará. Veo tu pantalla negra ahora... ¡Ahí! ¡Lo vas a desbloquear! Ahora sí vas a leer esto y corresponder a mi amor. Uh. No. ¡Pará, pará, pará! ¿Quién es ése que te abraza en tu fondo de pantalla? ¡Pero qué puta que sos! Por suerte rumbeás para el fondo y te bajás en la próxima. ¡Ojalá te caiga tremendo chaparrón!
No hay comentarios. :
Publicar un comentario