Me crucé desde el auto con un tipo que iba usando una campera igual a la mía. No sé si él me vio y lo notó también, pero su cara no fue de buenos amigos. Tal vez porque me lo quedé mirando colgado, pensando en esas mujeres que llevan el mismo vestido a una fiesta. O porque a mí me quedaba mejor. No. Seguramente haya sido porque me lo quedé mirando colgado. Me observaba como diciendo "¿qué te pasa, boludo?", con una pizca de "no vuelvas a pasar por esta calle... ¡al menos, no con mi campera!". Intenté responderle con la mirada "¡vos no pases más por acá!", pero seguía colgado con el embole de que otro use lo mismo que vos. Y es una estupidez, pero tá. Me ha pasado con algunos programas de tele y películas, pero ahí es como una cosa de emoción linda... "¡Mirá! ¡Fulanito tiene mi mismo buzo!". La vida real no es lo mismo.
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