Me divierte mucho elegir a una persona y mirarla fija en el ómnibus. No importa si es hombre o mujer, grande o chico, gordo o flaco. Elijo uno (si es posible que esté justo enfrente mío, cosa que no le queden dudas), y lo miro fijo, con cara de nada. Es importante que lo mire estrictamente a los ojos (sino puedo pasar por depravado sexual).
Al ppio no se da cuenta. Pero de repente me mira y ve que lo veo, entonces Zazz! Gira la cabeza. Al ratito vuelve a dar vuelta la cabeza como mirando para otro lado, y por un instante levanta los ojos a ver si sigo mirando. Sí, sigo.
Y a partir de ahí es la parte imprevisible. Hay gente (poca) que me queda mirando fijo haciéndome frente, con más o menos cara de peso o incomprensión. Con esos juego un rato al serio hasta que pierdo a propósito (antes que se levante a cagarme a palos). Hay gente que repite el ejercicio de ver si sigo mirando indefinidamente (o hasta que llegue a su parada). Algún nene se acomoda abajo del brazo del papá (ahí aflojo, pooobre). Alguno se pone colorado y clava la mirada en el piso. En fin, hay respuestas variadas.
Por mi parte, depende de cómo vaya mi día, si doy el brazo a torcer o me concentro en mi presa. Cualquiera sea el caso, me distiende bastante. También hay que reconocer que potencialemente tiene otros beneficios: una vez con una chica, no sólo zafé de la demanda por acoso sino que hasta terminamos almorzando juntos ese día! Una genia.
Lo único malo es que mi hija chica nunca pudo ganarme jugando al serio. Es que estoy entrenado.
Al ppio no se da cuenta. Pero de repente me mira y ve que lo veo, entonces Zazz! Gira la cabeza. Al ratito vuelve a dar vuelta la cabeza como mirando para otro lado, y por un instante levanta los ojos a ver si sigo mirando. Sí, sigo.
Y a partir de ahí es la parte imprevisible. Hay gente (poca) que me queda mirando fijo haciéndome frente, con más o menos cara de peso o incomprensión. Con esos juego un rato al serio hasta que pierdo a propósito (antes que se levante a cagarme a palos). Hay gente que repite el ejercicio de ver si sigo mirando indefinidamente (o hasta que llegue a su parada). Algún nene se acomoda abajo del brazo del papá (ahí aflojo, pooobre). Alguno se pone colorado y clava la mirada en el piso. En fin, hay respuestas variadas.
Por mi parte, depende de cómo vaya mi día, si doy el brazo a torcer o me concentro en mi presa. Cualquiera sea el caso, me distiende bastante. También hay que reconocer que potencialemente tiene otros beneficios: una vez con una chica, no sólo zafé de la demanda por acoso sino que hasta terminamos almorzando juntos ese día! Una genia.
Lo único malo es que mi hija chica nunca pudo ganarme jugando al serio. Es que estoy entrenado.
7 comentarios :
Je. Pero ojo que es peligroso, porque hace poco mirando a la gente así me encontré con un punguista que no se quedó muy contento con mi mirada que anuló sus planes de afanar una cartera.
muy bien alessis!! hiciste tu buena acción del día!!
lo dicho: qué honor!
Y bien por Alessis por el control anti-punguing
el honor es compartido! no vamos a entrar de nuevo en eso de que el honor es mío o tuyo... y lo de alessis es genial, salvo para el que sufrió la revancha y fue robado por el punga después que se bajó del bondi...
No tengo el gusto de haber grageado, pero debe ser todo un horror sí.
Pasó de verdad lo del punga. Yo salvé a una mina, pero cuando se bajaban le afanaron el monedero a una pobre vieja.
La revancha fue 3 minutos después dentro del mismo 128.
Bastante fea la escena.
ja! te descubrí! pusiste horror en vez de honor! sos un loquito, mirá. y qué duro lo del punga... no sabía... perdón.
pobre doña. me recordó a mi abuela, que cuando le quisieron robar el monedero, le fajó al chorro con una bolsa de pan lactal. no lo lastimó, pero logró espantarlo.
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