Vengo del blog de otro

Los que no pueden faltar a la Campana

Año tras año la entrega de la campana de oro congrega a la flor y nata del ambiente publicitario uruguayo. Aunque si lo miramos desde otro punto de vista podríamos asegurar que en realidad congrega a la flora y fauna del ambiente.
He aquí un breve listado de esos personajes que nunca faltan a la cita:

Ex compañero: Cuando trabajaban juntos eran inseparables. Desde que tomaron caminos separados se llaman para los cumpleaños y se ven en Desachates y/o Campanas. El saludo es afectuoso, obvio, pero ambos saben que ya no es lo mismo. Fue lindo mientras duro.

Dueño de agencia: Generalmente se lo ve más amable que de costumbre (más aún si la agencia gana más de una campana de oro). Durante un par de horas la relación se transforma tanto que a veces puede llegar a abrazarte y hasta a contarte alguna intimidad familiar o un chiste sobre un cliente. Te aconsejo, a pesar de todo, que cuides la lengua.

Joven pasante en su primera Campana: Más o menos es como cuando empezaste a leer. Todo te sorprende, las luces te encandilan y la adrenalina fluye a mil. Te cruzás con tus creativos favoritos y hacés muchas cosas para llamar la atención de las que más adelante te vas a arrepentir.

El borracho amistoso: El que siempre te dice “sos un fenómeno… un gran tipo… como pude ser que nunca hayamos trabajado juntos… te quiero…”. Sobrio no pasó del “qué hacés?”.

El borracho violento: Generalmente te agarra de improvisto y te suelta algún golpe que “pretende” ser cariñoso, acompañado de un “hijodepu..”. Así como viene se va.

El borracho papelonero: Así como no falta en ninguna familia, tampoco falta en ninguna agencia. El exceso de alcohol lo saca momentáneamente de su rutina y lo convierte en una fiera descontrolada. Su locura se manifiesta a través de movimientos lujuriosos en la pista o de obscenidades varias que más vale no describir.

El tapado: El pibe que recién arranca y se lleva un par de premios. Nadie lo tenía salvo los de su propia agencia. Los contratistas preguntan por él. Le van a ofrecer un mejor sueldo y se va a ir. Después puede llegar a volver como Director Creativo, irse a trabajar al exterior o dejar la publicidad para dedicarse a una actividad “menos estresante”

El que se va si pierde: El que nadie quiere en la barra!!! El mismo que se va del estadio antes que termine el partido cuando su equipo va perdiendo y el primero en hacerle gozar a los hinchas del cuadro rival cuando su cuadro sale campeón. Dejo de escribir sobre esta clase de individuos porque mi presión arterial se eleva a niveles insospechados.

Los que siempre se tuvieron ganas y el lunes se saludan como si nada: A veces pasa. Whisky que va, cerveza que viene. Una miradita. Otra miradita. Manitos. La pista se va vaciando y de repente… lo que tiene que pasar, pasa. Por ahí venimos bien, el problema es el lunes. ¿Un café? No. ¿Un brief? Tal vez.

La que está re fuerte y sus amigas: Generalmente tienen novios o están casadas. Hace años que esperás algún desliz. No seas gil. No es el momento ni el lugar.

El que está re fuerte y sus amigos: Generalmente tienen novias o están casados. Hace años que esperás algún desliz. Tratá de que tome mucho whisky y es tuyo.

El multiloco: Ahí está, entra a la fiesta como una estrella de rock. Todo calculado a la perfección, incluso hasta el cabello despeinado. La remera dice algo gracioso.
Fue punk, grunge, hip hopero, le gustó la música electrónica y ahora es flogger. En fin…

El que está perdido en una mesa: También conocido como “paracaidista” Puede ser un anunciante, un invitado especial y/o periodista. Está solo y se va apenas termina la premiación. Se lo reconoce porque no habla con nadie y deja muchas tarjetas.

4 comentarios :

Alexis dijo...

Qué salado, todo lo que me pierdo por no ser creativo...

· · · l u i g i · · · dijo...

y bueno... nos toca solamente a algunos privilegiados... jaja.

Alexis dijo...

Pero lo puedo ver por la tele, ojo.
Por la tele el Piñe sale menos feo que en persona.

· · · l u i g i · · · dijo...

jaja. pobre piñe...





digo: qué mal se portó la naturaleza con él.