Mal ahí, Dios

Con el debido respeto, me parece que te equivocaste al incorporarnos el acto reflejo de colocar nuestro pie para amortiguar la caída de un objeto.

2 comentarios :

Ay, Georgina ¡qué bolazo! dijo...

Ajám. Al final, son más los objetos rotos con el pie, que los que llegan al piso. Una lástima por esos objetos.

Ni hablar de objetos pesados, claro.
Una lástima por los pies.

· · · l u i g i · · · dijo...

lastima y es una lástima. tal cual.