Brindando con extraños

Acabo de caminar un par de cuadras en busca de una cerveza. Volviendo con ella en la mano, me crucé con un señor sentado afuera de un bar, tomando algo que se parecía a vino. Sin preámbulos, me preguntó si estaba fría. Le contesté que casi helada, como se debe tomar. Le pregunté por su bebida. Me respondió que estaba espectacular. Él río. Yo reí. No hubo chiste, pero sí una linda sensación de sentirme muy a gusto en mi barrio.

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