Al acostarme (alcoholizado) me pareció escuchar gemidos provenientes de un apartamento vecino y pensé "qué hijos de puta... ¿acaso están practicando para una porno?". Prendí la tele rápidamente para no sentirlos, pero la intriga me mató y puse mute. Enseguida pensé "qué hijo de puta... ¡no puedo ponerme a escucharlos!". Pero al oír con detenimiento descubrí que en realidad se trataba de un perro y pensé "qué hijos de puta... ¿no ven que sufre cuando lo dejan solo tanto tiempo?".
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