Hoy, volviendo a casa, me calzo los auriculares y me pongo a buscar qué escuchar. "¡Ximena Sariñana!", pensé. ¡Minga! No lo tenía. "Ok. A ver... ¿qué puede ser? ¡el último de Bebe!", me planteé. ¡La gran puta! Tampoco lo tenía cargado. "Ok. Ni bien llegue a casa borro todo lo que tengo y lleno el iPod con la música que estoy queriendo escuchar por estos días", decidí.
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