Las personas no tienen idea de cómo viven los creativos en realidad, ni les importa. Cuando preguntan, les explico que no es como en las películas: no escuchamos lo que piensan las mujeres, ni creamos bajo los efectos de drogas duras. No andamos en autos deportivos, no tenemos islas privadas ni yates. Sin embargo, un día en mi yate bajo los efectos de algunas drogas, justo antes de zarpar a mi isla privada, leí la mente de la escort que me había pedido prestado el Lamborghini:
“Los creativos son las vedettes de la publicidad”
Como buen publicitario, camuflé lo que la trola había dicho y elaboré las 5 pruebas de lo que di en llamar “La conexión Sofovich”.
Prueba 1. Somos putas, aunque nos hagamos los difíciles.
Algún creativo pseudo rebelde vegetariano dijo alguna vez que no pensaba para marcas que maltraten la naturaleza, pero seguro que igual pensó para alguna marca explotadora (“en realidad el libre mercado es así”) o con prácticas cuestionables (“por algo no está preso el tipo”). De todas maneras subió la escalerita, recogió el premio, agradeció al cliente por confiar y se sintió el king of the world.
Prueba 2. Muy chic, no tan cool.
Seguramente fuimos a ver a Babasónicos, Closet, Buenos muchachos y algún brasilero percusionista. Todos tenemos algún colega que nos contó sobre las bondades de los Killers o las escapadas a Buenos Aires donde se compra la ropa re-original que en Montevideo no encuentra porque es una aldeíta gris y aburrida. Obvio que esto lo comentamos cuando vamos al Living, Lotus o La Ronda. Hay pocos lugares cool, aunque cool ya no es cool.
Moria Casán. Una vedette creativa
Prueba 3. Todos tenemos el mismo bigotito publicitario.
Laburamos para ser un día como Moria. Un poco de rating no viene mal, por eso la semana anterior al Desachate, las pobres Oca lloran por el cuoterío. Quemamos mucha guita para destacarnos y ser súper originales y aunque con un traje alcanzaría, terminamos pegando en Zattopek la misma remerita Fred Perry sobrevalorada que dos tipos más. Hay que mostrarse.
Prueba 4. Teatro chico, infierno grande.
Todos sabemos quién se pelea con quien y comenta cosas malas, sabés lo que todos opinan sobre el voto de la gente, pero le pedís el voto igual. Seguro que cuando lo ganes cambiás de opinión. Hablás mucho sin conocer, criticás a cara de topo para generar rating. Ventura y Rial felices.
Prueba 5. Sofovich manda.
En temas de taquilla podemos andar bien o mal, ser mas o menos tetonas, pero lo importante en realidad es saber que el dueño del teatro es Sofovich y si queremos el nombre en la marquesina tenemos que hacerlo feliz: actuar como quiere, parecer que pensamos como le parece y adaptarnos, porque si no te va bien, la culpa no es de Sofovich ni del teatro, es de las vedettes.