Es cierto. Hace tiempo no ando en bicicleta. Posta. ¿Cuánto hace? Yo que sé. Hace mucho tiempo. ¿Sabré andar cuando me suba de nuevo a una? Es más. ¿Me volveré a subir a una? ¿Lograré vencer el miedo de no saber si podré andar? ¿Le tendré que poner rueditas y arrancar de cero como aquella vez? Qué dilema. Ahora quiero enfrentarme a una bicicleta. Quiero sentir el placer de la victoria. Poder bajarme de ella después de dar unos pedalazos y gritarle “Tomá! Puta! Pude!” Bicicleta del orto... Seguramente te tenga enfrente y no me anime a subirme.
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