Mientras esperaba el ómnibus recién, un casi adolescente asomó la cabeza por la ventana de un bondi que arrancaba de la parada en la que yo estaba y me dedicó un extraño saludo: "bueno, putito...". Con una sonrisa le respondí "ahí va... ¿algo más tenés para decir?". Lo descoloqué tanto que se quedó sin palabras. Yo seguí bailando en la cortita mientras no venía el 329 desde el cual grageo esto. No sé si su idea era insultarme o qué, realmente. Pero capaz que él también está pensando en lo que pasó.
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