Ir a hacer un trámite al frío edificio del BPS y que, entre tanto uniformado de camisa blanca y pantalón negro, te atienda un tipo con una remera de Breaking bad. Una estupidez, o hasta una desprolijidad para algunos, pero a mí me cayó bárbaro. De hecho, lo felicité. Tá. Soy cualquiera. Lo sé.
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