Desde hace un tiempo, mi abuela Chicha dio inicio a una sutil y solapada campaña con el fin de verme más "prolijo". Hoy su voluntad se volvió explícita, pasando de inocentes comentarios como "¿Te estás dejando la barba?" o "Ay, qué larga tenés esa barba... ¡Y el pelo!" a un determinante "A ver si la próxima vez que nos veamos ya no tenés esa barba. No me gusta, no me gusta. Y el pelo tampoco...". No quise mentirle o hacerle falsas promesas, así que me reí y le di un beso con abrazo.
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