Vida del orto... ¿qué te cuesta una sonrisita de morondanga?

¿Es mucho pedir? ¿Eh? En serio te lo pregunto. ¿Es mucho pedir una sonrisa? Una sonrisita de morondanga. ¿Te cuesta tanto? A mí. Sí. A Luigi.

Es simplemente estar atenta a cuando esté pendiente de ti y entregarme una sonrisa. Nada más. Porque convengamos que no siempre espero cosas de vos. Bien que me las sé valer por mí mismo. ¿Eh? Admitilo. ¡Puta! Admití que yo hago cosas para ser feliz y que no siempre espero cosas de vos. Pero no. La señorita se pone quisquillosa con sus sonrisas cuando se las pido una vez cada tanto.

La vida me sonríe... ¡¡Las pelotas!! ¿Dónde carajo está la cola? ¿Cuándo me toca? Ahhh ¿Había que sacar número? Andá a cagar. Ponele que no hace tanto tiempo que no me sonreís, ¿no? Porque tampoco la pavada. Me has sonreído. Pero no seas injusta. Me has sonreído re poco en la vida.

¿Sabés qué es lo peor? La primera vez que me sonreíste pensé que era la mejor sonrisa que podía obtener de la vida. Luego, no me sonreíste por un tiempito, y cuando volviste a sonreir, ¡¡¡upi!!!, era una sonrisa muchísimo mejor que la primera. Muchísimo más plena. Más pacificadora. Más todo. Y así cada vez. Pero ahora...

Creo que ahí radica mi malestar: hoy por hoy me mostrás tu sonrisa como por fotos. ¿Captás la idea de lo que te quiero transmitir? Me decís: Mirá. Mi sonrisa es así. ¿La ves? Es la mejor sonrisa de todas. Y esta es la definitiva. No la mejoraré. Pero no me la das. Simplemente me la mostrás. Me estás haciendo desear. Y eso puede estar bueno, porque me hace sentir que realmente es lo que quiero. Lo que está por detrás de esa sonrisa es lo que más me interesa en la vida, y por eso esperaría tranquilo a que me sonrías. Pero realmente siento que nunca me darás esa sonrisa. Cada vez siento más alejado eso. Por el contrario, siento que continuamente se va dirigiendo hacia un lado equivocado. Entonces soy muy pero muy infeliz. La puta que te parió.

¿Por qué carajo hacés eso conmigo? Yo no te hice nada malo. Al contrario. Soy re agradecido. Los dos sabemos que generalmente yo no te hago estos planteos, sino que siempre es algo como muchísimo más personal, y sin fijarme tanto en como tratás a los demás. Pero no seas mala... Le andás sonriendo a cada hijo de puta... A cada culo roto... Terribles sonrisas... ¿Y a Luigi?

Cada tecla que pulso me convence más de que tengo razón. Si hay otra cosa que los dos sabemos es que no soy para nada egoísta. Cada una de las escasas veces que me has sonreído, yo la he compartido a esa sonrisa. La he potenciado salado. Yo tengo la bendición, que seguramente vos me la diste, de hacerle bien a la gente que me hace bien. Eso no es autobombo ni nada parecido. Vos sabés que no soy así. Entonces, dame esa sonrisita. Sí. Esa que me mostrás. La mejor de todas las sonrisas, que sin embargo, es una sonrisa de morondanga.

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