Quiero gritar

A veces tengo ganas de gritar cosas.

No sé por qué.

Pero tengo ganas.

Lanzar máximas irrefutables al viento, sin importarme demasiado si a alguien le interesará escucharlas.

Menos que menos pretendo que alguien las adopte para su propia vida.

Principalmente porque son cosas súper personales que a nadie le interesan.

O a la gente a la que le interesan, no es necesario gritárselas.

Pero de todas formas, algo en mí me invita a gritarlas.

Entonces me planteo gritar por la ventana “Me embola mucho afeitarme”.

A veces voy caminando y me imagino gritando “Hoy me aburrí de mí”.

En casa mismo, estoy acostado y simulo gritar “Quiero apoyar mi cabeza en el huesito de la cadera de esa mujer y dormir”.

Ponele que voy en el ómnibus y podría gritar “Amo cantar”.

Sino, ir a la rambla de Mercedes y gritar “Soy feliz”.

En un ascensor algún día tal vez grite “Sí. Ya sé. Tengo las cejas unidas. Pero no me las voy a depilar”.

Gritarme a mí mismo “Estoy podrido que seas un idiota”.

Sea donde sea, me gustaría gritar “Hago feliz a la mujer que amo”.

Tal vez un grito sería “Me quiero dejar el pelo largo, pero igual creo que corto me queda mejor”.

Gritar ahora de noche cuando esté caminando hacia mi casa “Estoy contento de ser un buen tipo”.

No sé.

Miles de cosas más.

Gritarlas.

Así que ya saben.

Si alguna vez escuchan a un tipo gritar estas cosas, tal vez sea yo luego de haberme gritado “Gritá lo que tengas ganas de gritar”.

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