Ayer le comenté a una compañera de trabajo acerca de este blog. Me aseguré que anotara bien la dirección y la dejé para ponerme a hablar con otra compañera de su misma oficina sobre un laburo que teníamos que hacer. No sabía si se colgaría a leerlo o no... ¡Pero resultó que sí! Fue divino escucharla y (cada tanto) verla reír a la distancia. Me insultaba también, pero en una buena. Bah... Espero...
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