Acá estoy, sentado en una parada de bondis nueva para mí, esperando. Ya pasó un buen rato y medio que estoy aburrido. Recién vino una señora y me saludó. Le devolví la cortesía y le pregunté si le molestaba el cigarrillo que estaba fumando. Me dijo que no. Nos pusimos a charlar. No fue gran cosa, pero hablamos de la frecuencia de los ómnibus, de lo loca que anda la gente por estas fechas y obviamente del clima. Luego me felicitó porque al terminar el cigarrillo, lo apagué en el piso y me paré a tirarlo a un tacho de basura cercano. Ahí hablamos de cuán sucios éramos los uruguayos. Algunos temitas más y después nos quedamos en silencio, mirando la calle, el cielo y el piso. Llegó su bondi y se paró bastante rato antes para hacerle la seña de que parara. Cuando llegó y abrió la puerta, ella se subió. Y me defraudó, porque no fue capaz de girar en ningún momento para despedirse. Ni un "felices fiestas", o "que te sea leve la espera". Nada de nada. Con la próxima persona que comparta espera hablaré del tema capaz. O agarraré el celular para gragear nuevamente, como en este caso que tengo sentado al lado a un señor que seguro no se despedirá al irse.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario