Es un camino de ida

En la portería del edificio en el que vivo trabaja una pareja. Generalmente va él, pero a veces ella lo acompaña. Y cada tanto, está ella sola. Ambos son muy simpáticos, pero mis charlas con ellos no van más allá de un "hola, ¿cómo estás? ¿todo bien? ¡todo bien, por suerte! bueno... nos vemos...". Así, de lejitos y yéndome.
Pero mi novia los saluda con un beso. Yo no lo sabía, hasta que un día salimos juntos y me desubicó. ¿Debía yo acaso darles un beso también? Medio que no tenía tantas ganas... Así que tá... Me acostumbré a la idea de seguir quedando como "el sorete que no saluda con un beso". Igualmente, no sé cómo los saludan mis vecinos... Capaz que el resto hace lo mismo que yo y es mi novia la que queda como "la que saluda con un beso".
Pero no importa tanto eso. Hoy él no estaba y en su lugar me encontré con ella. Como hacía casi un mes que no la veía, me surgió naturalmente darle un beso y charlar un ratito. Sí. Vaya a saber uno por qué, pero le di un beso. Crucé esa barrera.
Y tá. De ahí no se vuelve. Pero no estoy seguro de querer establecer el beso como saludo diario. Está todo más que bien, pero no me copa tanto. Así que tal vez me quede encerrado en casa espiando, esperando que no anden en la vuelta para salir sin enfrentarme a la incómoda situación del beso sí/beso no.

4 comentarios :

Michelle Grey dijo...

A ella sí le das un beso, ¿eeeeh? Pillín...

· · · l u i g i · · · dijo...

shhhhhhh. jaja!

Gregorio Casa dijo...

Usted nos está preparando para una futura gragea donde nos cuente una experiencia swinger con la pareja de la portería.
Ya lo veo venir.

· · · l u i g i · · · dijo...

ja! soy tan predecible?