Estaba en la agencia, y en determinado momento me vinieron ganas de fumar. Bajé. Prendí el encendedor y bajé la mirada como para embocarle al cigarro. En eso, como en segundo plano, veo la felicidad ante mis ojos. No. No era una mujer. Otras veces me ha pasado, pero no esta vez.
Lo que vi fue ese nylon con gorgoritos. No sé cómo carajo se llama, pero de ahora en más lo llamaré felicidad. Estaba en el piso, así que no daba para agarrarla. La felicidad estaba en el piso, no yo. Otras veces me ha pasado, pero no esta vez.
En fin… Estaba en el piso. Quería tener contacto con ella. Entonces me paré sobre ella, y comencé a afirmarme como para ir rompiendo los gorgoritos. Como era de esperar, fue buenísimo. La doblaba, pisaba poquito, pisaba con todo. Iba jugando con la felicidad. Fui feliz con la felicidad. Pero en determinado momento, la felicidad se fue. Yo fui el culpable. Había pisoteado la felicidad. Otras veces me ha pasado, y esta vez fue una de ellas.
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