¿Por qué entrás?

En serio me lo pregunto. ¿Por qué entrás? ¿Qué esperás encontrar? ¿Ver cómo me revuelco en mi miseria más propia? ¿Enterarte si soy feliz y vos no la sabés? ¿Algo que hable de vos? Es obvio que todo habla de vos. Pero a la vez, nada habla de vos. Salvo que dejes de entrar a ver qué escribí, nunca nada va a hablar de vos. Pero todo bien. Seguí entrando. Es más. Yo seguramente escriba con la ilusión que vos lo leas. Entonces no puedo decirte que nunca más te des una vuelta por acá. Y tampoco puedo dejar de escribir o borrar este maldito blog que nadie lee. ¿Nadie lee? Vos lo lees, y esa es la forma que más me rinde para decirte lo que no te digo.

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